En medio de la polarización espesa en que se han dado los acontecimientos de Colombia en los últimos 20 años, parece muy complicado mantener el equilibrio y la imparcialidad en un caso tan mediático, y con tantas aristas, como lo es la detención domiciliaria del expresidente y actual Senador de la República, Álvaro Uribe Vélez, ordenada por la Corte Suprema de Justicia, por presunta participación en los delitos de fraude procesal y soborno.
Ese equilibrio y esa imparcialidad parece que se desdibujarán con los comentarios que, de inmediato y sin digerir la noticia, empiezan a verterse por todas las redes sociales, que se han convertido en las asesinas de la investigación periodística, en cultoras de expandir mentiras y en jueces implacables para condenar y destruir la dignidad, la integridad y la moral de las personas.
Una vez se conoció la decisión de la Corte Suprema, desde algunas esquinas tenebrosas empezaron a condenar al expresidente y Senador Uribe Vélez y sin ningún rasero o filtro, lo pusieron en la palestra como si fuera un trofeo político para muchos.
Pero desde el otro lado, empezaron los ataques contra los miembros de la Corte Suprema de Justicia, que basaron su decisión amparados y apuntalados en el Estado de Derecho, como si estos jueces hubiesen emitido su fallo por motivos políticos y no dentro del orden jurídico y con la independencia de la justicia colombiana.
Con esas posturas tan radicales y con esas reacciones tan desmedidas, el único mensaje que se envía es que, en medio de la polarización, Colombia debe decidir como opera la justicia de acuerdo a quien más grite o sea más bravucón en las redes sociales.
El expresidente y senador, Álvaro Uribe Vélez, ha demostrado, a lo largo de su vida pública, que es un hombre íntegro, un gran patriota y que lo único que le interesa es el bienestar del país y de los colombianos.
Eso de satanizarlo o absolverlo en la social media es el más ridículo show que jamás se había visto. La investigación, el juzgamiento y el veredicto de inocente o culpable, dejémoselos a la justicia colombiana.
Pedimos respeto por el Doctor Uribe Vélez y por las instituciones de justicia del país.
Causa dolor de patria que ilustres abogados den declaraciones en los medios, a favor o en contra de Álvaro Uribe Vélez, en las cuales desdibujan por completo las leyes del país y lo único que hacen es desinformar, cuando deberían ser los primeros en ilustrar al pueblo colombiano para que exista claridad total sobre este tema.
En medio de todo el maremágnum que se generó en torno a la noticia del momento, quedó en claro que las instituciones en Colombia actúan de forma independiente y sin tintes políticos. Que su accionar sólo está basado en el Estado de Derecho y en las Leyes, que es lo que se hace en una verdadera democracia.
Eso es una prueba de las plenas garantías de las que gozará el expresidente y Senador, Álvaro Uribe Vélez, para enfrentar su juicio y defenderse, también, dentro de las Leyes colombianas que le certifican todos sus derechos constitucionales.
También queda claro que, en medio de tanto ruido, hay posturas pasionales y objetivas. En aras de la verdad, llegó la hora de dejar actuar a la justicia y de tener muy presente que toda controversia judicial se dirime con pruebas en favor o en contra del acusado.
Dejemos a los juristas y abogados hacer su trabajo. Hay muchos ciudadanos que, sin el menor asomo de vergüenza, se riegan en las redes a opinar, a dar veredictos y a emitir conceptos y creen que saben de leyes o de derecho porque ven Caso Cerrado en televisión, y eso no es así. En Colombia existe un Estado de Derecho.