La particular historia se registró en Cali y las víctimas del atentado eran una pareja de esposos, dueños de locales de fama y su hija, una menor de edad. Pero cuando el sicario llegó hasta el local en donde estaban sus víctimas, se arrepintió de perpetrar el ataque pues, según contó, esa familia en el pasado le había dado empleo como mensajero.
También, porque la pareja de esposos le ayudó cuando más lo necesitaba, pues tenía a su esposa embarazada y se temía que podía perder al bebé. “Asesinar a dos personas y dejar a una hija huérfana por 2 millones de pesos, que era lo que iban a entregarnos, no es válido”, dijo el hombre a medios locales.
El sicario explicó que quienes lo contrataron para cometer el asesinato “llegaron desde Bogotá”, y que aunque en un principio no aceptó el trabajo decidió “contratar a otra persona” para que lo hiciera. Al final, el atentado no se llevó a cabo y el hombre se puso al frente de la “misión”.
“Una vida salva la otra. Hoy por ti, mañana por mí. Ellos, hace un año más o menos, salvaron la vida de mi hijo, y hoy la vida se encargó de devolverles el favor”, agregó.
El comerciante también habló de la situación y reconoció que le tendieron la mano al hombre “en una situación de salud”, y que luego perdieron el contacto porque se retiró de la empresa. La familia pide ahora a las autoridades que le brinde protección ya que aunque se salvó de este ataque de todas formas teme por su vida, pues no sabe quién fue el que ordenó el atentado ni qué motivos hay detrás de todo esto.