Catorce partidos políticos inscritos en el Consejo Nacional Electoral se encuentran en permanente ebullición, tratando de organizar equipos para las elecciones parlamentarias y presidenciales que tendrán lugar en Colombia el próximo año. La pandemia del coronavirus ha creado una situación atípica para el funcionamiento de los directorios políticos, que no han podido reorganizarse en medio de la crisis provocada por la peste asiática.
En marzo del año entrante tendremos la renovación de las cámaras legislativas, la elección de senadores y representantes a la cámara como voceros de las diferentes regiones del país y dos meses después la escogencia del sucesor del Presidente Iván Duque, en medio de confrontaciones y rivalidades, que hacen parte de la competencia democrática.
El presidente Iván Duque tendrá que mostrar muy altos resultados para crear las condiciones políticas necesarias, que acrediten y fortalezcan la seguridad ciudadana de este país que ha sufrido las consecuencias del conflicto armado durante varias décadas. La violencia, que sigue destrozando el alma nacional, alimentada por las mafias del narcotráfico, estará presente en las próximas campañas electorales, porque el narcotráfico sigue siendo el combustible que mantiene encendidas las alarmas en las llamadas ‘zonas rojas’ del país, donde cohabitan grupos guerrilleros de las disidencias de las FARC, las indescriptibles guerrillas del ELN y las cuadrillas de narcotraficantes, que se disputan las zonas de frontera y las áreas selváticas de la nación.
Que rápido terminan los periodos presidenciales en Colombia. Cuatro años en los cuales este gobierno del presidente Iván Duque Márquez ha tenido que enfrentar los efectos desastrosos de la pandemia universal, lo mismo que los problemas derivados de la gigantesca migración venezolana, los altos costos de la nómina judicial y parlamentaria, el sostenimiento y crecimiento de la fuerza pública para prevenir y enfrentar la anarquía, además de la impertinencia de sectores políticos de izquierda y de extrema izquierda, que llegaron al Congreso de la República como consecuencia del costosísimo proceso de paz con las guerrillas de las FARC.
En medio de las contradicciones políticas y de la feria de avales que prometen los partidos legalmente constituidos, algunos de ellos convertidos en organizaciones de barandilla para cobrar los subsidios electorales consagrados en la Constitución y en las leyes, empiezan a surgir unas nuevas figuras nacionales, que están en turno para acceder al poder en Colombia. El país necesita que el próximo presidente de la república continúe las políticas de desarrollo económico y protección social implementadas por Iván Duque Márquez, que ha sido un gladiador en medio de todas las tormentas. Lograr la disciplina de esta nación para cumplir con los protocolos de bioseguridad en medio de la pandemia del coronavirus, ha sido uno de sus positivos resultados.
Como acaba de ocurrir en la vecina república del Ecuador, donde se inscribieron dieciséis candidatos a la presidencia de la república, en nuestra adolorida patria colombiana persiste un clima de polarización, que se ha convertido en talanquera para la seguridad y el orden. ¿Cuantos asesinatos de líderes sociales en las zonas cocaleras del país, donde la guerrilla desmovilizada de las FARC se había comprometido a indemnizar a las víctimas de crímenes horrendos, de asesinatos selectivos, de asaltos y secuestros? ¿Qué hacer con las cámaras legislativas, cuyos integrantes no han sido capaces de congelar sus abultadas asignaciones económicas, que constituyen un desafío a la paciencia de todos los colombianos? La nación va a necesitar un presidente que garantice la seguridad nacional y un vicepresidente que administre correctamente las finanzas del país. Después del desastre económico que ha provocado la pandemia del Covid-19, y de los esfuerzos que ha realizado el presidente Iván Duque, para enfrentar la enfermedad, no está claro quien pueda sucederlo.
Y el Cauca aun en lo mismo donde muchos dicen que la inversión en nuestro departamento jamás ha existido con triste pesar aunque nuestro gobernador ELIAS LARRAHONDO se esfuerce es de recordar que usted heredo 8 años de gobiernos y que la única forma que mejore esta región de Colombia es que siga trabajando como lo hace pero no olvidando que el espejo retrovisor, usted sabe a quién debe mirar realmente y quienes son los culpables de lo que le hace falta la Cauca , ojala tome la decisión e ingrese a una coalición su pupilo que apoyara a la Cámara de Representantes sea pensando no solo en un futuro político gigante , sino en el bien de las gentes que habitamos el departamento mas rico en biodiversidad.