Una idea que me resulta intrigante es la noción de que la paz se puede lograr mediante la anarquía, que el diccionario Webster define como «una sociedad utópica de individuos que disfrutan de completa libertad sin gobierno». Uno de los defensores originales de este concepto fue León Tolstói. Tolstói creía que toda violencia era incorrecta, incluida la autodefensa personal ante un ataque inminente. Además, como escribió Peter Kropotkin: «Los ladrones, dice Tolstói, son mucho menos peligrosos que un gobierno bien organizado».
Estas convicciones siguen inspirando a los pacifistas hoy en día. Muchos, lamenta que, en la mente que los estudiantes, la palabra «anarquía» signifique invariablemente «caos». ¿Su respuesta? «En lugar de fantasear con las calamidades inminentes que podrían ocurrir, piensen en las calamidades que están sucediendo ahora; La guerra, la pobreza y la degradación de la violencia sancionada por el poder político y las leyes.
Pienso en el escenario de guerra civil de ocasionado por ese florero de Llorente donde luchaban por una verdadera libertad la cual heredamos y dejo de existir en nuestra patria desde el momento que la violencia se intensifico
Pienso en una manifestación a favor de las reformas donde todos votamos por un congreso que permita las leyes que no permita que se termine lo poco y nada que nos dejan en este gobierno que con dirían los Corrillos del Parque Caldas, “Gloria a Dios falta pocos meses para terminar y reloj cada día es más cerca para que organice la patria «Resistiremos con firmeza a que la gente nos imponga su voluntad mediante la fuerza de la mayoría con un voto que daremos en las urnas en el 2026».
¿Estas son algunas de las personas con las que contaríamos para vivir en paz entre sus semejantes en una anarquía? ¿Y esperaríamos que adoptaran una sociedad igualitaria, y posiblemente colectivizada?
Hay más cientos de armas de fuego en manos de los violentos, Esa no es la receta para una sociedad pacífica, ni siquiera con el Estado de derecho intacto donde en la actualidad no entendemos que es eso.
«los delincuentes no obedecen las leyes». La inferencia es que las leyes solo castigan a los ciudadanos respetuosos de la ley y, por lo tanto, no sirven de nada. Simultáneamente, el lobby de las armas aboga por leyes de «Disparar Primero» en las legislaturas estatales de todo el país. Estas leyes eliminan la obligación de retirarse, permiten a las personas usar fuerza letal si subjetivamente creen que temen sufrir grandes daños físicos, y eximen a los tiradores de procesos penales y demandas civiles. Finalmente, vimos la forma humillante que un grupo de policías y un militar vivió la forma en que violentamente perdió su liberada por días por querer defender y honrar la patria.
Una forma democrática de gobierno inevitablemente produce parte de la violencia sancionada por el Estado que tanto aborrecen los pacifistas, invitando a protestar por querer derrocar un congreso que llego allí por la votación de elecciones pasadas, no entendemos por qué tiran la piedra y esconde la mano, como quien dice o se hace ya, porque lo queremos, no entendemos el respeto a las normas y a las urnas que tanto exigen. Pero también proporciona a los ciudadanos un complejo conjunto de mecanismos para influir en las políticas y buscar reparación por los daños sufridos. No existen tales garantías en un estado de anarquía como lo estamos viendo en la actualidad.
«Si bien es cierto que la moral no se puede legislar, el comportamiento sí se puede regular. Si bien es cierto que la ley no puede obligar a un hombre a amarme, sí puede evitar que me linche, y creo que eso es muy importante.
Gandhi. La visión de los anarcopacifistas es noble y algo a lo que deberíamos aspirar cuando la civilización finalmente se recupere.