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CON VERRAQUERA SALIMOS DEL TUNEL DE LA PANDEMIA

Con la mente puesta en el porvenir, los habitantes del planeta tierra estamos ansiosos de volver a los sitios habituales de trabajo con una nueva perspectiva, pero también, con nuevos estilos de vida, porque el mundo será diferente y vamos a vivir bajo la amenaza de nuevas enfermedades, que desbordan la capacidad del género humano para combatirlas. ¿Quién iba a pensar que los Estados Unidos de América perdieran el liderazgo mundial, por cuenta y riesgo de un bicho invisible que se metió por las rendijas de las casas, en todos los vericuetos y que atravesó mares, para hacerle daño a la salud de millones de personas en los cinco continentes?
El retroceso de todas las economías del mundo puso en condiciones de igualdad a todas las naciones, algunas de ellas con mayor eficacia como Colombia, donde el liderazgo de las nuevas generaciones resultó fundamental para contener la expansión de la pandemia. El presidente Iván Duque Márquez, — que tenía un impresionante desgaste de su popularidad por cuenta de la polarización política –, resultó ser un líder mundial en la lucha contra el coronavirus, gracias a su dedicación y al equipo humano que lo ha rodeado en medio de la crisis.
Desde el Palacio de Nariño, donde mantiene su acuartelamiento de primer grado, el primer mandatario de la nación mantiene micrófonos abiertos con todo el mundo, como el capitán de un barco que observa en el horizonte el oleaje de una mar embravecida, para evitar el naufragio de esta nación que, en las cabañuelas de enero, soñaba con alcanzar este año 2020 un lugar destacado en las economías del mundo.
Todo se vino al piso, inclusive las pretensiones del inefable ministro de hacienda, el doctor Alberto Carrasquilla Barrera, que quería meter a la cárcel a los contribuyentes morosos del fisco nacional y que ahora ha tenido que recular, para darse cuenta que esta nación, con millones de familias pobres, no puede seguir concentrando la propiedad financiera en la mente exacerbada de financistas ambiciosos, que se volvieron indolentes a la hora de considerar a los cuentahabientes como los pilares de una frágil economía, que avanza hacia el naufragio.
Los bancos no tienen alma y así lo han demostrado, cuando de una parte prolongan los plazos para la amortización de los créditos, pero de otra, reajustan los intereses y las sanciones a los deudores morosos.
Hubo necesidad de que se levantaran en rebeldía voces parlamentarias, como la del senador conservador David Alejandro Barguil Assis, que les quitó la máscara a través de una ley de la república, que busca gravar con mayores impuestos las excesivas ganancias de los dueños de las instituciones financieras. Barguil Assis es autor der dos proyectos de ley que limpiarán el nombre de los deudores morosos golpeados por la quiebra del país y que establecen, a favor de las finanzas del estado colombiano, unos nuevos porcentajes de participación de sus excesivas ganancias.
Haciendo fuerza para salir del túnel estamos todos los colombianos, deseándole éxitos al gobierno del Presidente Iván Duque, al Alcalde de Popayán Juan Carlos López Castrillón y su equipo de colaboradores. El gobierno de Popayán ha manejado con mayor prudencia sus finanzas públicas en esta época de pandemia. Estamos gratamente sorprendidos de la capacidad del presidente Duque y del Alcalde de Popayán Juan Carlos López Castrillón, que han enfrentado la adversidad y han colocado muy alto el buen nombre de la patria en medio de la tragedia que padece el mundo, lo que si es claro es que debe hacer algunos justes en su gabinete y sobre todo en la oficina de prensa donde existen muchos Caciques y pocos Indios los caules no sirven para nada dañando su imagen