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Convive en constante peligro : Incontrolables hipopótamos se toman a Doradal

Los hipopótamos africanos que introdujo el narcotraficante Pablo Escobar Gaviria a Colombia en la década de los 80s se reprodujeron y su población se tornó incontrolable en la zona.
En el corregimiento de Puerto Triunfo, ubicado en el municipio de Doradal, ya no les sorprende que, de repente, un enorme hipopótamo camine por sus calles.
Este animal, originario de África, se reprodujo de forma incontrolable en Colombia, luego de que el capo del denominado cartel de Medellín, Pablo Escobar, introdujera dos ejemplares para su zoológico de la hacienda Nápoles, y que tras su muerte se escaparon.
Aunque están acostumbrados, cada noche que aparece Pepe -como lo llaman de cariño- caminando por el pueblo le toman fotos y les hacen videos. Y como siempre surge la leyenda urbana, Pepe es solo un nombre. Nadie puede saber que el hipopótamo que deambula por el casco urbano siempre sea el mismo. Pero los lugareños se convencieron de ello y están seguros de que ese que han visto, los visita porque los aprecia, nunca saben si el hipopótamo que ven siempre es el mismo u otro de la enorme manada.
Capturados, reubicados o exportados
«Es la mascota del pueblo, nosotros lo queremos mucho, lo cuidamos y no queremos que lo saquen de aquí. Él aprendió a convivir con nosotros y nosotros con él», dijo al medio nacional un habitante.
En la década de los 80s el narcotraficante Pablo Escobar, líder del cartel de Medellín, trajo una pareja de hipopótamos desde África para que hiciera parte del excéntrico zoológico que tenía en la hacienda Nápoles, donde tenía más de 1.900 especies que compraba en el mercado negro de animales exóticos alrededor del mundo.
Tras la muerte del capo y a extinción de dominio de sus propiedades, los hipopótamos escaparon y se procrearon sin ningún control en la zona del Magdalena Medio.
Tanto fue la emergencia ambiental que las autoridades los han ido capturando, algunos permanecen en parques o zoológicos de Colombia y otros han sido enviados a otros países.
Sin embargo, todavía quedan al menos 50 ejemplares deambulando por la región. El parque turístico en el que se convirtió la Hacienda Nápoles se ha encarga de capturarlos y mantiene su seguimiento. Pero las comunidades, al parecer, se han ido acostumbrando a ellos, después de años de que quedaran libres.
No saben si es el mismo que ven siempre
Desde entonces, los mismos habitantes de esta parte del departamento de Antioquia han registrado su presencia en varias ocasiones. En Doradal existe un video de 2017, y más recientemente, en mayo pasado, fueron sorprendidos los ciudadanos del municipio de Puerto Berrio cuando paseaba un hipopótamo en la noche. Hasta el momento no se ha presentado ataques de los animales a personas.
«Él es mansito, no es bravo ni grosero, la gente lo rodea, le toma fotos, se divierte en verlo, pero nadie lo ataca. Demás que se siente orgulloso de que todo el mundo lo esté mirando y lo quieran tanto. También sabemos que no lo podemos tocar y que debemos ser prudentes», expresó Rosa Orozco habitante de Doradal.
Hace unos 25 años el extinto jefe del Cartel de Medellín, Pablo Escobar Gaviria, trajo a uno de sus sitios predilectos, la Hacienda Nápoles, un par de hipopótamos para su deleite personal en una sabana africana privada. Con la desaparición del “patrón” y la incautación de sus bienes, estos animales quedaron a la deriva en uno de los lagos del exótico lugar, convirtiéndose en un problema para los ecosistemas de Doradal, corregimiento de Puerto Triunfo, en la subregión del Magdalena Medio antioqueño.
Hoy, esos animales superan los 50 individuos y siguen deambulando por las zonas aledañas al casco urbano de esa localidad a pesar de los esfuerzos de la Corporación Autónoma Regional de las Cuencas de los Ríos Negro y Nare (Cornare), directa responsable de los hipopótamos.
Se habló de reubicarlos, pero la reproducción es tal que a cualesquiera horas del día o de la noche se los ve que llegan a introducirse al casco urbano de Doradal y con esto se comprueba que el procesos de adaptación a la zona ha sido enorme.