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Después de legalizarse la producción de marihuana con fines medicinales en Colombia, vendrá seguramente una nueva propuesta para reglamentar la producción de estupefacientes y el uso de la cocaína

Resulta paradójico y contradictorio que los cultivos de marihuana hayan adquirido, después de muchos años de represión oficial, la categoría social que les otorgó una ley de la república, de la cual es autor el ex senador Juan Manuel Galán Pachón, hijo del inmolado líder santandereano Luis Carlos Galán Sarmiento.
Científicos del mundo descubrieron que la flor de la antigua ‘yerba maldita’, tiene propiedades medicinales y que su producción y exportación se puede convertir en otra fuente de riqueza para Colombia, primer productor de cannabis en el mundo.
Son muchos los requisitos que deben cumplir los cultivadores para poder exportar la flor de la marihuana, materia prima en la fabricación de los medicamentos utilizados contra el dolor, que tienen una gran aceptación y aplicación desde épocas inmemoriales. Las plantaciones de cannabis están sometidas a permanente control de las autoridades policivas, para evitar el mal uso de los rezagos de la hoja, con las cuales se fabrican cigarrillos que producen efectos dañinos sobre la salud mental de los fumadores.
El proceso evolutivo de la especie humana y de los hábitos de consumo ha transformado la vida de los seres humanos. Hace un siglo estaban restringidas las plantaciones de tabaco en rama, por los efectos nocivos de la nicotina y los inspectores de las rentas departamentales controlaban las cosechas. El Impuesto de Barlovento creado por la Corona Española para financiar la guerra contra Inglaterra fue uno de los detonantes de la Revolución de los Comuneros.
La producción de bebidas alcohólicas estuvo prohibida en algunos países del mundo hasta el momento en que decretaron los impuestos para sostener las finanzas nacionales y regionales. Los contrabandistas de cerveza, aguardiente y ron traspasaban las fronteras entre los Estados Unidos y México, lo mismo que entre Venezuela y Colombia, donde eran perseguidos por los gendarmes de las aduanas, para proteger las alcabalas, donde se debía pagar el impuesto de sello y de consumo.
Después de legalizarse la producción de marihuana con fines medicinales en Colombia, vendrá seguramente una nueva propuesta para reglamentar la producción de estupefacientes y el uso de la cocaína, que a lo largo de la historia de este país ha sido el combustible de la violencia. Los capitales ‘golondrina’, que de la noche a la mañana ingresan al país para monetizar el torrente monetario, solamente han servido para que las mafias del narcotráfico y de la guerrilla ejerzan dominio territorial, a través de grupos armados ilegales.
Hace dos semanas el señor presidente de Colombia, Iván Duque Márquez, expidió el decreto que reglamenta los cultivos de marihuana con fines medicinales, advirtiendo que será una nueva fuente de prosperidad para el país.
Quien lo creyera, que después de tanta violencia y de tantos capitales malhabidos por el contrabando de la ‘Yerba Maldita’, ahora tengamos que rectificar la ruta de la historia y tomar la producción de la flor del cannabis como una nueva fuente de riqueza y prosperidad para el país. Ya se escuchan voces de altas personalidades en Colombia y el mundo proponiendo que la hoja de coca sea adquirida por los respectivos gobiernos nacionales y procesada con fines industriales, como está ocurriendo con la marihuana.