Soy persona respetuosa del pensamiento ajeno; nunca me han leído ni leerán un calificativo como “uribestias” o “terroristas petristas”. Siempre he partido de reconocer la diferencia étnica, religiosa, económica, política y cultural que nos caracteriza a las Caucanas y Caucanos.
Por ello me produce vergüenza ajena el comportamiento del representante a la Cámara Miguel Polo Polo frente a las madres de Soacha cuando rendían homenaje a las víctimas de los denominados “falsos positivos” en la plaza Rafael Núñez de la sede del Senado, el pasado 13 de noviembre. En un acto hostil y ofensivo de la dignidad y la memoria de las víctimas, dicho político de derecha, tiró a la basura las botas pantaneras que formaban parte de una instalación artística conmemorativa de la memoria de al menos 6.402 personas que mediante engaños fueron conducidas por unidades militares para ser ejecutadas a sangre fría, previamente vestidas como guerrilleros y calzadas con botas nuevas. Para justificar su actuación el representante manifestó que la cifra de 6.402 personas asesinadas, que han revelado la Jurisdicción Especial de Paz y las organizaciones de víctimas, es falsa.
La repudiable actitud del representante Polo Polo no es nueva en él ni en otros congresistas y políticos de la derecha colombiana. La utilización del agravio y la ofensa contra las expresiones de las víctimas, de las organizaciones sociales y de los movimientos políticos ajenos a la derecha recalcitrante se han convertido en pan de todos los días.
En múltiples oportunidades los procesos sociales del Suroccidente colombiano han tenido que expresarse sobre la vía Panamericana haciendo exigibilidad de sus derechos ante gobiernos sordos y ciegos que sin reconocer la necesidades básicas insatisfechas de lugares apartados de la geografía nacional han sido por décadas excluidos de las oportunidades que han tenido algunas comunidades cercanas o en las grandes ciudades. En esas ocasiones expresiones como «trabajen vagos » o «hay que darles piso» han sido promovidas por políticos de derecha, masificadas en las redes sociales por las bodegas al servicio de la difusión de la mentira y el agravio para estigmatizar las causas sociales, y son repetidas por ciudadanos de a pie influenciados por los grandes medios de comunicación.
Con el dolor ajeno no se juega, nos enseñaron nuestros padres, quienes predicaron el humanismo y la solidaridad respecto de las personas afectadas por un pena o dolor. La actuación del representante Polo Polo dibuja en forma explícita su dimensión antiética.
Colofón: Recuerdo a Carlos Holmes Trujillo (QEPD) y evoco un cuadro político de máximo nivel de la derecha colombiana. Veo y escucho a Polo Polo y recuerdo la frase inicial de La Metamorfosis, de Frank Kafka.