El programa Alimento para la Paz es una de las iniciativas con mayor impacto a futuro Colombia y el mundo, con un enfoque integral en la restauración de los ecosistemas acuáticos y el apoyo a las comunidades pesqueras. Esta iniciativa, que combina la conservación ambiental con el desarrollo social, tiene como objetivo salvar especies en peligro, como la lisa y el lebranche, y fortalecer la pesca artesanal a través de la creación de empleo y el empoderamiento comunitario.
Una trayectoria de logros y reconocimientos
Desde su lanzamiento, Alimento para la Paz ha captado la atención tanto a nivel nacional como internacional. Uno de los puntos clave de su historia fue en 2016, cuando su Director Técnico, Óscar Gutiérrez, recibió el premio de Innovación en Alimentos de la Alianza del Pacífico y el acceso hasta por 100 millones de dólares por parte del BID. Este prestigioso galardón se entregó durante el V Encuentro Chile Ciencia, Tecnología y Empresa, auspiciado por la Corporación Chilena para el Fomento de la Producción (CORFO), y contó con la presencia de la entonces Presidenta de Chile, Michelle Bachelet. La ceremonia subrayó la importancia de proyectos que no solo se limitan a la tecnología, sino que también abordan la sostenibilidad y el bienestar social de manera integral.
La Presidenta Bachelet destacó durante la premiación que “la innovación es más que tecnología, es más que ciencia aplicada a oportunidades de negocio. Es una forma de trabajo que convoca talentos, esfuerzos de mundos que tienen dificultades para dialogar, pero que cuando lo hacen, permiten hacer una diferencia”. Este reconocimiento marcó un momento clave para Alimento para la Paz, posicionándolo como un referente de innovación en la región.
El impacto del programa en las comunidades: conexión entre pesca y acuicultura
Alimento para la Paz es un pilar de esperanza para las comunidades pesqueras del Caribe colombiano, integrando la pesca artesanal y la acuicultura como soluciones complementarias. La pesca artesanal se ha mantenido como una práctica vital para la soberanía alimentaria, garantizando que las comunidades tengan acceso a alimentos frescos y sostenibles. Sin embargo, la verdadera clave para la seguridad alimentaria a largo plazo radica en la acuicultura: una fuente constante de producción que asegura una oferta continua.
El programa se centra en el salvamento de millones de alevines, especialmente del lebranche, una especie con un potencial de productividad en engorde superior al de la tilapia, que es actualmente la más utilizada en el país. Al salvar y repoblar esta especie, Alimento para la Paz no solo contribuye a la biodiversidad, sino que sienta las bases para un desarrollo intensivo en la acuicultura comercial, mejorado con probióticos y biotecnología avanzada. Esto permite una producción más eficiente y de mayor valor nutricional.
Desarrollo económico y empoderamiento comunitario
A través de sus Unidades Básicas Acuícolas, el programa no solo busca proteger los ecosistemas, sino también empoderar a las mujeres en las comunidades pesqueras, capacitándolas como campesinas del agua y líderes en la producción acuícola. Este enfoque no solo asegura la sostenibilidad ecológica, sino que también impulsa la economía local al crear oportunidades de empleo y promover la autonomía económica de las comunidades. La combinación de pesca artesanal y acuicultura se convierte en una estrategia integral que garantiza tanto la soberanía como la seguridad alimentaria del país.
El programa se enfoca no solo en la conservación, sino también en la creación de emprendimientos y pymes acuícolas. La meta es formar 150 mil pymes que puedan producir 3 millones de toneladas de pescado, generando 1.5 millones de empleos, con la posibilidad de alcanzar 3 millones de empleos conforme se expanda la producción.
En la próxima temporada, el objetivo principal de Alimento para la Paz será el salvamento de alevinos en la zona costera, con un piloto específico en Lomitarena, uno de los puntos clave de arribamiento. Este esfuerzo busca salvar 100 millones de alevinos, con una inversión aproximada de 4 mil millones de pesos, considerando un costo total de 50 pesos por alevino, que incluye 10 pesos para su rescate y 40 pesos para su alimentación. Esta acción es esencial para garantizar que estos peces lleguen a las ciénagas y puedan contribuir a la regeneración de los ecosistemas acuáticos.
Proyección a futuro: Innovación y sostenibilidad
El reconocimiento recibido en 2016 sigue siendo un testimonio del alcance del programa y de la importancia de integrar la innovación con la sostenibilidad. A medida que Alimento para la Paz avanza, se proyecta como un modelo para otros países que buscan equilibrar la conservación de la biodiversidad y el desarrollo social.
El éxito del programa depende de la colaboración entre gobiernos, entidades privadas, y comunidades locales. La sinergia de estos actores es clave para fortalecer las políticas de conservación, crear conciencia y asegurar que iniciativas como Alimento para la Paz tengan un impacto positivo a largo plazo.
Un llamado a la acción y colaboración
Alimento para la Paz no solo es un proyecto de conservación, sino un movimiento que busca involucrar a todos: desde autoridades hasta ciudadanos comprometidos. La invitación es clara: participar, apoyar y ser parte de la solución. En un momento en que la biodiversidad enfrenta desafíos globales, iniciativas como esta demuestran que la innovación y la acción colectiva pueden generar un cambio real.
Para Alimento para la Paz, la ecuación de la vida en respuesta a los desafíos globales es clara: Vivienda + Entorno = Hábitat + Proyectos Productivos Comunitarios (Alimento para la Paz) = Condominio Vital.