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Judicial

Dicen que por la herencia “La familia lo mando matar”

El estudiante de música y reconocido líder estudiantil que había sido promotor de las jornadas de paro en Popayán, fue asesinado el 23 de agosto, cuando fue atacado por dos sicarios en moto. El crimen generó indignación en el país.

El caso fue priorizado por el fiscal general, Francisco Barbosa Delgado, y hasta ahora han sido capturados los sicarios y los intermediarios, y la Fiscalía trabaja en la identificación de los determinadores.

Un menor de 17 años, que también estaría involucrado en el crimen, fue aprehendido por otro proceso que se le sigue por homicidio y quedó a disposición de una fiscal del Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes. También será imputado por la muerte de Esteban Mosquera.

A finales de agosto fueron capturados Breiner Alexánder Narváez Ruiz y Fernando Esteban Narváez, vinculados al homicidio.

Ellos aceptaron cargos y en interrogatorio con la Fiscalía entregaron detalles de las personas que los habían contratado, lo que llevó a la detención de Édgar Alexánder Méndez y Micheline Vásquez Murillo.

“La familia lo mando matar”

Según la investigación, los primeros capturados entregaron información de la forma como fueron contactados, del dinero que les ofrecieron, del supuesto móvil del crimen y de los seguimientos que se le hicieron a la víctima.

Breiner Alexánder Narváez Ruiz dijo que un día antes del crimen llegaron a su casa en el sector de Junín Édgar Alexánder Méndez y Micheline Vásquez Murillo y ofrecieron «cinco palos» para asesinar a una persona que “la familia lo está mandando matar para quedarse con la herencia”.

La Fiscalía trabaja en esa hipótesis y en la verificación de los celulares de los intermediarios para establecer con quién se venían comunicando, pues los sicarios señalaron que presenciaron una llamada en la que los intermediarios hablaron por celular con quien los contrató.

En esa primera reunión realizada en la mañana se definió el valor y las condiciones para perpetrar el homicidio.

Según la investigación y la declaración de uno de los capturados, ese domingo en la noche se vuelven a encontrar con los intermediarios en unas canchas de fútbol, quienes les entregaron un revólver para cometer el homicidio, y acordaron que Micheline Vásquez Murillo haría los seguimientos al día siguiente sobre los movimientos de la víctima.

En un carro blanco, los cuatro se movilizaron al centro de Popayán y pasaron por el frente de la casa de la víctima.

Al día siguiente, señaló la Fiscalía, la mujer llegó temprano a los alrededores de la casa de la víctima y empezó a seguir al estudiante cuando salió de la vivienda.
«Ella sabía que el joven salía en la mañana a comprar el pan y a través de una llamada le avisa a Breiner (quien disparó) para iniciar el seguimiento», dijo una de las investigadoras del caso.

El hombre que disparó señaló que la mujer por teléfono les entregó la descripción de la víctima, la ropa que vestía, que iba con una mascota, llevaba la correa en la mano y les iba describiendo por dónde iba caminando.

Durante el transcurso del día y en medio de los seguimientos, señaló la Fiscalía, la mujer se puso un saco y luego lo cambió, lo mismo hizo con una gorra que tenía al parecer para evitar ser detectada por su víctima.

El joven entró a un banco y en las cámaras de seguridad se observa a la mujer sentada en un parque frente al lugar hablando por celular.

Cuando el joven empieza a regresar a su casa, dijo el sicario, la mujer dio luz verde para actuar y los sicarios se desplazaron para asesinar al estudiante.

El ente acusador señaló que el sicario le disparó primero en el pecho a la víctima y mientras el joven intentaba escapar pidiendo ayuda le volvió a disparar.

Según la declaración del sicario, minutos después de asesinar al estudiante llamó a Micheline Vásquez Murillo y le reportó que ya había cumplido con el contrato.

El testigo indicó que la misma noche del crimen se reunieron de nuevo y les entregaron un millón y medio de pesos y, frente a ellos, los intermediarios llamaron a una persona y le dijeron: «La vuelta ya está hecha», y acordaron verse el día siguiente para recoger el resto del dinero.

La Fiscalía señaló que, efectivamente, al día siguiente los intermediarios vuelven a la casa de Breiner en Junín y le entregan tres millones y medio. Ella se quedó con un millón de pesos como comisión por el crimen.

En su declaración, el confeso sicario entregó detalles de la forma como estaba vestida la capturada el día del crimen durante los seguimientos realizados, información que coincide con lo que se observa en las 57 cámaras de seguridad de  la zona. Igualmente entregó su celular desde el que sostuvo comunicación permanente con ella.

A los intermediarios la Fiscalía les imputó los cargos de homicidio agravado y porte ilegal de armas de fuego. Los capturados no aceptaron los cargos imputados

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