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El Cauca es rico en todos los órdenes, pero la delincuencia de la corrupción nos tiene en la miseria.

La guerra empezó por el manejo de las deterioradas finanzas del departamento del Cauca.
Defendiendo lo conseguido está en guardia el Gran Varón, que logró acumular todo el poder y expulsar a unos cuantos corruptos que
empezaron a regresar después de fracasar en sus aventuras politiqueras.
El Gran Varón es acusado de no permitir el movimiento de una sola hoja en la administración seccional sino lleva su visto bueno.
Los secretarios realizan los estudios y la formulación de los proyectos que pasan al despacho del gobernador que esté a su vez los envía
donde su máximo jefe para que determine quién va ser el beneficiario de la contracción.
En el otro lado y listos para dar el “golpe de estado” como siempre un individuo escondido en su guarida de Bogotá, es el orientador de los
pasos para derrocar al Gran Varón, coordina toda la actividad que incluye denuncias, tweets enviados desde los testaferros con destino
al presidente, el fiscal, la procuradora pidiendo la cabeza del gobernador. Incluso han hecho gestiones para que sea sancionado
por el ministerio público.
Además de contar con algunos abogados que han pasado sin pena ni gloria por el poder judicial y han sido prepagos de los diversos movimientos políticos y personales.
Le ha tocado defender a delincuentes para logar su fin. Hacen parte del grupo de conspiretas, el alcalde de la capital, secundado por un crápula. Igualmente, uno de los que pidió “canoa” para su ingreso a la JEP y de paso esquivar la “cana”” y dice tener poder en el sector electoral. También un delfín del Cauca que prepara su candidatura, después de pasar por importantes cargos con más
pena que gloria. Además de una decena de mamarrachos ampliamente conocidos en despachos judiciales, entre ellos alias el
“guachimán de Nabor”.
Pobre departamento del Cauca, con esta clase de falsos titanes, que buscan mejorar sus condiciones económicas a costa de todos.
Nos llenamos de los que falsean datos y situaciones. Los que hacen prevalecer su interés personal por sobre el general, y sabemos que, de este tipo de liderazgo tanto en lo gubernamental como en lo político, permítaseme la expresión “los hay a montones” y eso está sucediendo en nuestro querido departamento.
Nos cansamos de los atropellos de ambos bandos o bandas. Es la hora de sacar todas las sanguijuelas, que siempre han vivido a cuerpo de rey con los dineros de todos los caucanos. Cuando se les
acaba lo sustraído vuelven a seguir ordeñando el erario en el Cauca.
Hay que reaccionar o siempre vamos a estar bajo el mando de los corruptos, politiqueros, charlatanes, defraudadores y delincuentes.
Llegó la hora de decir no más de lo mismo. Se van y cuando se les acaba lo sustraído vuelven a buscar el botín.
Nos acostumbraron a la corrupción que es, por definición, el manejo fraudulento o deshonesto del poder.
Mientras tanto la guerra de los pobres se libra en el campo. Esa guerra que armaron los corruptos de este país.