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El país se hunde en el abismo insondable de la llegada de las mafias al poder a través del sancocho por la ‘Paz Total’

La moneda colombiana totalmente devaluada como consecuencia de la inestabilidad jurídica que ha provocado el gobierno aventurero del presidente y exguerrillero Gustavo Petro Urrego, mantiene en ascuas a la opinión pública y a la economía del país, por el cierre de numerosas empresas en Colombia y la fuga de capitales hacia otras naciones del mundo.

Mientras desde redes sociales y plataformas digitales los alzafuelles del régimen comunista insisten en la bondad de las reformas que hacen parte de la propuesta legislativa, el país se hunde en el abismo insondable de la llegada de las mafias al poder a través del sancocho por la ‘Paz Total’, donde puede fluir el dinero a raudales para comprar el boleto de la amnistía y del indulto, como también del sometimiento a la justicia, bajo el compromiso de que los grupos armados ilegales tendrán privilegios para la redención de penas, aprovechando el trámite de la reforma penitenciaria y de la reforma de la justicia.

Si el gran problema de la economía colombiana es la impresionante  fuga de divisas, representadas por  los capitales golondrina que fueron ‘purificados’ en los lavaderos de las instituciones financieras del país, ¿por qué  tanta mojigatería, si Colombia logró hace medio siglo, durante el gobierno del expresidente Alfonso López Michelsen, en el período 1974 – 1988, siendo ministro de hacienda el santandereano Abdón Espinosa Valderrama, abrir una ventanilla del Banco de la República para la compra de dólares con el fin de mejorar la balanza de pagos, sin preguntar su procedencia porque ya se sabe que el dinero proveniente de las exportaciones de estupefacientes también le sirve a las finanzas de la nación?

Si el presidente de la República Gustavo Petro ha propuesto la fórmula de ‘La Paz Total’, que implicaría, en el caso de los narcotraficantes, el disfrute de una parte de los capitales de dudoso origen, ¿por qué no repatriar esos capitales en moneda extranjera, como en su momento lo propusieran los narcotraficantes reunidos en Panamá, que estaban dispuestos a pagar la deuda externa de Colombia, que se ha vuelto una DEUDA IMPAGABLE?

La plata del narcotráfico ha sido el combustible de la guerra y si los destinatarios de una política de paz son las disidencias de las FARC, el Clan del Golfo, las Autodefensas Gaitanistas y otro sartal de grupos armados ilegales, pensemos en la suerte de la economía del país, que por ser Colombia un país cocalero,  tiene la urgente necesidad de una ‘Ley de Punto Final’, donde puedan indemnizar a las víctimas de todos los grupos violentos, que tienen convertida a Colombia en un rincón de miserables.

Una ley de amnistía de capitales tendría que aprobarse en Colombia si el Congreso de la República acepta la figura del ‘sometimiento a la justicia’ para los grandes capos del narcotráfico que, como el Clan del Golfo y las Autodefensas Gaitanistas, también estarían incluidos en el sancocho de ‘La Paz Total’.

Porque el gobierno propone que estos criminales de las disidencias de las FARC, de la Nueva Marquetalia, del Clan del Golfo y de las Autodefensas, en un acto de arrepentimiento, se queden con un porcentaje de los capitales malhabidos que se encuentran en paraísos fiscales del mundo y que el resto de sus bienes de fortuna sean confiscados por la nación, que tiene muchas expectativas y necesidades para salir del atolladero de la violencia que se multiplica todos los días en diferentes regiones del país.

 

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