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El presidente Petro sueña con cerrar las cárceles, mientras exista el narcotráfico que es el combustible de la guerra Nunca existirá la Paz

Los grupos armados ilegales en Colombia, incluidas las disidencias de las FARC, la Nueva Marquetalia y el autodenominado ‘Ejército de Liberación Nacional’, abandonaron supuestas ideologías, en las que esgrimían banderas de justicia social para justificar la violencia que ha dejado miles de víctimas en muchos años de confrontación armada. La paz total es un sueño que se pierde en el laberinto del olvido, en medio de la vorágine de la guerra de guerrillas y de otros grupos armados ilegales, que siguen asesinando a líderes sociales, especialmente en las zonas cocaleras del país.
Cuáles son las banderas de paz del ELN, que seis veces han rechazado los acuerdos de paz y reconciliación nacional. De qué paz puede hablar la autodenominada ‘Nueva Marquetalia’, cuyos cabecillas se han matado en medio de confrontaciones internas por las rutas del narcotráfico y de la minería ilegal.
¿Qué puede esperarse de las disidencias de las FARC que le hicieron conejo a la generosa y excesiva propuesta del expresidente Juan Manuel Santos, que les regaló curules en el Congreso de la República y les asignó subsidios económicos a por lo menos doce mil excombatientes?
El presidente Petro sueña con cerrar las cárceles, donde miles de colombianos que cometieron delitos de diversa índole, entre ellos, muchos criminales de lesa humanidad tienen techo, comida y asistencia médica segura por cuenta de los contribuyentes que pagamos impuestos.
Desde el 7 de agosto pasado, fecha de la posesión del nuevo mandatario, ha habido once (11) masacres en el país y han muerto alrededor de cuarenta (40) personas. La extorsión, el secuestro y el sicariato de personas a manos de bandidos ha vuelto a tomar fuerza en regiones como la Costa Atlántica y el centro –oriente del país, como Aguachica y Valledupar.
El gobierno del presidente Petro ha mostrado enorme debilidad, al enviarle un mensaje de perdón y olvido a las bandas emergentes que se tomaron hace un año las principales ciudades capitales del país, dentro del denominado ‘Paro Nacional Indefinido’ que impulsaron los líderes de las Central Unitaria de Trabajadores y del Sindicato de la Federación Colombiana de Educadores, que ahora hacen parte del nuevo gobierno.
El nuevo mandatario se ha atrevido a presionar a la fiscalía general de la Nación para que ponga en libertad a los terroristas que destruyeron agencias bancarias, plataformas comerciales y puestos de vigilancia de la Policía Nacional. La venganza ejercida contra los altos mandos militares y de policía por haber salvado a Colombia de la guerra en las ciudades de Bogotá, Medellín y Cali, por el prurito de complacer a sus aliados de la subversión y el terrorismo, manda un mensaje equivocado a la comunidad internacional.
La propuesta de una ‘Paz Total’ muestra la debilidad del nuevo gobierno nacional incapaz de proteger a los ciudadanos de bien, que creyeron en el orden establecido y en el respeto por las autoridades legítimamente constituidas. Una propuesta de reforma tributaria extorsiva, que pretende conculcar los derechos adquiridos por los pensionados de Colombia. Dolor de patria por el despido de cuarenta y seis (46) mayores generales y brigadieres generales, almirantes y vicealmirantes, con muchos años de servicios a las fuerzas militares y de policía, en una actitud humillante a que fueron sometidos estos héroes de la patria por quien debería darle una clara explicación al país, por el desperdicio del talento humano del personal uniformado que le ha dado gloria y prestigio a Colombia.