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EL Teléfono Inteligente o Smartphone la Nueva Herramienta de los Politiqueros

Desde el momento en que apareció el teléfono inteligente o Smartphone (1992), las costumbres y formas de pensar de los colombianos han cambiado totalmente. Para los analistas de las Mass media o sociólogos, que hacen balances de acuerdo a la filosofía en que se mueven los sistemas sociales, para el hombre tiene dos lecturas: Una buena y otra mala, más la mala, porque en 29 años se ha apoderado, está esclavizando y embruteciendo. Sí, porque los contenidos y la información que circula por las redes, en mucho más que una biblioteca de una universidad, que se aprovecha en lo baladí, que en el conocimiento.
La población colombiana está conformada por 51,07 millones de personas, de las cuales el 81,6% vive en zonas urbanizadas y el 18,4% en lo rural. Con respecto a las conexiones móviles, el número de celulares en el país conectados es de 60.83 millones. Eso significa que la cantidad de dispositivos, superan la población total en 119%. Donde la mayor parte de las personas, 39 millones, el 76.4% de usuarios internautas entre 16 y 64 años de edad, pasan en promedio 5 horas al día conectados accediendo a las redes sociales.
En cada campo tiene su uso, los negocios, la educación, la banca y sus finanzas, los organismos del Estado, las empresas, el clero, los artistas. Allí todos caben en esa telaraña del mundo digital… Hasta la delincuencia. En este interesante tema, aunque es muy corto el espacio voy abordar el campo de la politiquería, que está en boga cuando cada cuatro años, se buscan escaños en el Congreso de Colombia.
En lo politiquero, el mercado digital, empieza a caldearse, la llamada sociedad del espectáculo, cada día esclaviza y se adhiera a nueva formas de comunicación. Donde según los datos de la situación digital en Colombia 2020-2021: YouTube 95% – Facebook 93,6% -WhatsApp 90,7% – Instagram 82% – Messenger 82% – Twitter 59,2% – Telegram 20,6% son el medio para trasmitir mensajes o contenidos, unos con valor, chismes y basura.
En nuestro país los incumplidos tienden en su politiquería y populismo, la mayoría de las veces a los insultos y amenazas, ya no les basta con los agregados, sino que se crean las plataformas digitales donde se vuelven prisioneros de las redes, con un guardián que es el influencer. El Presidente Iván Duque, los Parlamentarios, Gobernadores, Alcaldes, Diputados y Concejales, no descansan, ni de día, ni de noche, tienen sus seguidores en tiempo real que esperan los comentarios, sobre los humano y lo divino, no se tienen límites ni reglas, todo es verdad, así este envuelto en la mentira. Todo es un rifirrafe.
Ellos como resultado esperan que sus seguidores, los evalúen según el nivel de los insultos, esperando el rating en que pueden convencer a la ciudadanía; saben que la prensa recoge los momentos y los hacen noticia, se esmeran en su ignorancia en hacer “las cagadas”. No les importa el insulto soez, porque ellos están prestos para responder.
En conclusión el pueblo colombiano tiene una pedagogía politiquera, que estos señores representantes están dotados de una irresponsabilidad, sin el sentido ético, sin dignidad y se involucran en las intenciones de voto, utilizando la más difamada vestimenta de los camaleones en los diferentes proyectos donde esté la gallinita de los huevos de oro para montar esas falsas expectativas de gobierno.
Porque lo único cuando no hablan en sus discursos, las palabras o videos se destapan en la mediocridad en que hunden “la política democrática”. Una labor antisocial, sin escrúpulos, cuyo objetivo es disfrutar de las mieles del poder.
Como resultado: “Escándalos, malversión de contratos, abuso de poder, legislar para acabar una Ley de garantías, utilización de la justicia, enriquecimiento indebido, cohecho, violencia de género y un desprecio hacia sus conciudadanos, amplificando en la era del capitalismo digital, que no los sacude, sin debates y sin ideas.
Y para terminar dejan la cereza sobre el pastel, desviando la atención hacia el vandalismo callejero, los raponeros, una cortina de humo para tapar sus vergüenzas, invisibilizan las manifestaciones de cientos de miles de personas cuyas demandas se reivindican pacíficamente del cansancio de la clase política actual, donde no tienen ley, ni orden. Así justifican la violencia del estado, cuando se grita que estamos llegando a la paz… ¿Cuál Paz? La de los celulares.