Continúa complicándose el caso de Jesús Santrich, el guerrillero negociador que fue capturado en la Operación de la DEA. Uno de los cuatro aprehendidos y quien se presenta como próspero industrial, solicitó que lo trasladen urgentemente a los Estados Unidos, indicando ello que será el primero dispuesto a viajar y delatar a los demás integrantes de la banda para ganar beneficios.
La voz de este individuo es la que se escucha en las grabaciones donde hablaban de los supuestos televisores que los contactos deberían probar y que no eran cosa distinta a la cocaína que aportaban como adelanto de prueba.
Vale la pena preguntar; si este sujeto había sido invitado a un proyecto agrícola, entonces no tenía por qué hablar de televisores, permitiendo esto colegir que su tal inocencia es un cuento chimbo.
A raíz de las serias sindicaciones, surgió la automática división entre Timochenko, publicando que el proyecto de las FARC no se queda en Santrich e Iván Márquez escribiendo que todo era producto del odio contra el invidente a quien identifica como arquitecto de los acuerdos de paz.
Dicen que, dicen que, esa excesiva demostración de Solidaridad de Iván Márquez, con Santrich, no es otra cosa que un temor personal, pues el mismo Márquez dijo que horas antes de la captura, Santrich lo había alertado, manifestándole que el próximo capturado sería él.
Ojalá la Fiscalía General se ratifique en el ejercicio de sus funciones, los Estados Unidos destapen el resto de la banda y el Presidente sin temblarle la mano proceda.
Lo demás será continuar hipotecados a la imposición de todas las desgracias que como herencia nos han socorrido los protagonistas de estas miserables secuencias criminales.
