Destacado
¿Es el Momento de renovar o no las JAC en Cauca?

Según el Ministerio del Interior en abril se renovarán en toda Colombia los cuadros directivos de las Juntas de Acción Comunal después de un año de prorroga a causa de la pandemia, pero según indagaciones de los principales protagonistas como son la Confederación, las Federaciones y asociaciones comunales se dice que dentro de la comunidad hay cierto temor.
Lo cierto es que en las etapas electorales de juntas y asociaciones comunales se genera una intensa actividad en la tradicional disputa por los cargos o de perpetuarse en el poder, pero la verdad que una vez elegidos los nuevos dignatarios y salvo casos excepcionales, las juntas caen en la inmovilidad e incertidumbre, pues lo más claro que tenían los elegidos era la aspiración por el cargo, pero sin la mínima claridad de por qué ni para qué, ni qué hacer con él, a no ser para exhibirlo como trofeo ante amigos, instituciones o políticos.
En esta situación se encuentran hoy la mayoría de dignatarios, es una realidad que debemos admitir para que, a partir de allí se construya el que hacer que ha de llevar a cada organización comunal al éxito y a su contribución fundamental para superar los pequeños y grandes problemas comunitarios, locales, regionales y nacionales.
Los nuevos líderes comunales deben comprometerse a múltiples actividades orientadas y a fomentar el sentido de pertenencia, evitar en parte la ineficacia e ineficiencia administrativa, el fomentar la actividad empresarial comunitaria y los presupuestos participativos como único medio de independencia y autonomía económica en los organismos comunales y sociales.
La acción comunal como concepto de comportamiento humano tiene origen en los principios connaturales de lo común, lo colectivo, lo participativo y lo solidario. Son estos principios los que explican el desarrollo de la sociedad y la supervivencia de la especie en todo momento. Es el principio de comportamiento que ha garantizado la supervivencia aun de las demás especies y es el único principio que garantizará la recuperación y supervivencia de los pueblos en medio de la actual crisis, que afecta a más de cuatro quintas partes de humanos sobre la tierra.
las juntas de acción comunal han sido invisibilizadas con la desaparición del debate político e ideológico y con la aparición del político utilitarista, ha sido la forma ideal para conseguir adeptos con favores, dádivas, puestos y los auxilios. Con estas prácticas se debilita gravemente la autogestión comunitaria y se impone el paternalismo, de mano de los partidos políticos.
la estructura organizativa de la acción comunal ha venido proyectando una nueva perspectiva dando mucha importancia a la planeación participativa, a la formación comunitaria, al ambiente, a la veeduría ciudadana. De hecho, hoy la acción comunal es líder en el ejercicio de los mecanismos de participación ciudadana y política.
Esta nueva perspectiva de la acción comunal ha motivado la participación de mucha gente nueva y joven en estos procesos democráticos. Este es realmente el centro de debate hoy, pues la renovación de la estructura organizativa, el ingreso de mucha gente nueva, de jóvenes y de mujeres es importante pero no necesariamente representa una evolución sustancial de la organización ni mucho menos su recuperación definitiva.
Se ha renueva el aparato, las personerías y los cuadros directivos, pero falta el otro paso fundamental para que la acción comunal se convierta en el verdadero actor de cambio, de convivencia y desarrollo que necesita el País como es la redefinición de los objetivos y la reorientación por el camino de la auténtica filosofía comunal y de los principios que la definen.
Con mucha fuerza debemos decir que la razón de ser histórica, ontológica, filosófica de la organización social, en especial comunal y en general comunitaria es la construcción de comunidad, de solidaridad, de afecto, de amistad, de tolerancia y con ellas de un valor imprescindible para la convivencia y el desarrollo de las comunidades y de los pueblos como es la confianza.
Óigase bien, sin confianza, sin amistad, sin afecto, sin lealtad entre los asociados, entre los integrantes de una comunidad y más aún de una organización no hay unidad ni convivencia, no hay negocios, no hay desarrollo ni prosperidad, por ejemplo, la falta de este valor tan preciado como es la confianza explica el poco éxito de las iniciativas empresarias comunitarias.
Este es un aspecto fundamental que deben entender las organizaciones para identificar la causa de sus crisis y debilidades, pero también que debemos entender todos, para transitar desde la base ciudadana por los verdaderos caminos de la convivencia, la paz y el desarrollo, todas las estadísticas nacionales e internacionales indican que Colombia es uno de los países más violento del mundo.
Y lo es, no solamente por la existencia de grupos armados ilegales; ante todo lo es, por la violencia familiar, por las riñas, por la infinidad de conflictos que innecesariamente se generan en nuestra vida cotidiana, en nuestras comunidades, por la intolerancia y por la incapacidad de resolver de manera pacífica, civilizada y honestas nuestras diferencias.
La organización comunal debe poner mucha atención a este problema porque en sus manos esta parte de la solución, entendiendo cuál es su objetivo fundamental, como es el de construir armonía, convivencia, tolerancia, afecto, amistad, solidaridad y confianza. No se puede olvidar que acción comunal es común-unidad, es solidaridad, es ayuda mutua. Realmente admiro esta labor, se requiere de una gran vocación, espíritu altruista y filantrópico; de verdad que las Juntas de Acción Comunal con todas sus falencias son el tejido social más importante con que cuenta este país.
Bienvenida la democracia y los verdaderos cambios empiezan siempre en la urnas donde este es un claro ejemplo para arrancar los cambios.