Alguna vez, la revista Forbes presentó la lista de los personajes más adinerados del Mundo, en dicha lista incluyó el origen de cada fortuna. Entre los potentados figuraba un expresidente de México el señor José López Portillo y según la publicación, el origen de su fortuna fue el ejercicio del poder. Esta forma de acumular dinero parece que se presentó en varios mandatarios mexicanos en la época del PRI. De esto hay algunas interesantes alusiones en el libro titulado La Democracia Imperial de Enrique Krauze donde presenta una interesante reseña de los gobiernos del PRI.
Esta clase de prácticas han sido frecuentes en los gobiernos de Latinoamérica, en Argentina de hace algunas décadas, se popularizó la frase “ladrón o no ladrón queremos a Perón”, en el Brasil un famoso político decía “eu robo, pero eu faco” (Yo robo, pero yo hago).
El aprovechamiento de los dineros públicos por parte de los mandatarios en Iberoamérica comenzó en el Siglo XIX, de lo cual hay buenos testimonios en el libro “Los Caudillos Bárbaros” de Alcides Arguedas respecto a la Bolivia decimonónica, el libro Facundo o Civilización y Barbarie de Domingo Faustino Sarmiento donde relata episodios de Argentina de la misma época.
Hace algunas décadas se publicó en Colombia un libro titulado “Don Dinero en la Independencia” donde Arturo Abella relata las indelicadezas de la época, las cuales dos siglos más tarde tomarían grandes dimensiones, no tenemos que ir tan lejos para todo lo que pasa en nuestra comarca donde gracias al poder de algunos personajes avalados por los nuevos patrones que administan demuestran tan solo ineficacia como lo resalto alguna Duma que hace su control pólitico.
La codicia gubernamental en el Siglo XXI creció exponencialmente, países prósperos, tales como Cuba, Venezuela y Argentina, fueron saqueados por sus gobernantes hundiéndolos en la miseria. Los miembros del viejo clan Castro, de Cuba, viven como millonarios desde hace mucho tiempo, la familia Kirchner de Argentina se codea con la aristocracia mundial y las familias Chaves, Cabello y Maduro de Venezuela, gozan de enormes fortunas.
En Brasil, el poder está en manos de un personaje, que ya estuvo preso por indelicadezas con dineros del Estado. En México, en el cambio de gobierno, se destapó una increíble olla podrida, parece que el mandatario saliente gobernó en colusión con los carteles del narcotráfico, de esto están surgiendo notables evidencias.
Un país como Colombia, tradicionalmente más austero, tiene una familia presidencial y su entorno burocrático, derrochando con el más absoluto descaro, mientras la economía se desploma en medio de un absurdo delirio que pretende acabar con la industria petrolera.
Otros países de economías y demografías más modestas, tales como Nicaragua y Bolivia se encuentran aherrojados por tiranías codiciosas que los mantienen en la pobreza.
Como una innovación, en el Siglo XXI, han llegado al poder en países adelantados clanes gubernamentales codiciosos, ávidos de dinero que han llevado la hediondez a niveles insospechados, Tales como la familia Biden en USA, el inefable señor Pedro Sánchez y señora en España y algunos sospechosos personajes de la política francesa.
Lo más grave de toda esta cleptomanía, es que la ciudadanía se está acostumbrando y cada día aparecen nuevos subterfugios legales para permitirle a toda esa cáfila de” estadistas” evadir la acción de la justicia.