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Gobernador y Alcaldes , no bastan tener buenos propósitos, hay que volverlos realidad

Termina otro año y se asoman, como siempre, esos buenos propósitos que se trazan Gobernantes y gobernados para realizar en los próximos 365 días, los cuales se remarcan con las palabras ‘este año sí’ pero pasa el tiempo y el panorama cada vez es más inquietante.
Feliz Navidad y Feliz Año son dos frases cargadas de optimismo, de fe, de renacer, de esperanza de, alegría, de proyectos, de cristalización de sueños, de infinitas e incontables cosas, pero también son las frases más impropias que se pronuncian porque su contenido de verdadero deseo, difiere en mucho entre la intención y la realidad.
Feliz Navidad y Prospero Año dicen desde el nuevo Gobernador Caucano hasta los nuevos mandatarios en sus municipios , desde todos los entes de control y jurídicos, desde todos los rincones, pero se quedan en el vacío los buenos deseos porque, de inmediato, se ahorca a la clase trabajadora, a la clase media, a las medianas y pequeñas empresas con una reforma tributaria perversa, porque su contenido es más un tañido de campanas para el 90 por ciento de los colombianos y una gran motivo de festejo para los grandes capitalistas del país.
La reforma tributaria que se aprobó a pupitrazo limpio en el Congreso, se va lanza en ristre contra la clase media colombiana, la más vulnerable a los caprichos de quienes quieren sostener un modelo económico que privilegia a unos pocos y ahorca a los demás.
Gran parte de esa clase media está en condiciones de vulnerabilidad. Se sostienen sobre un delgado hilo en ese estatus y en cualquier momento pueden caer en la pobreza y, de agarrarse con las uñas a la clase media, pasarán a padecer la pobreza que se predijo en una reforma a la cual no se le realizaron los estudios profundos que requería, sino que se aceptó porque, como siempre, el tiempo apremia y los honorables representantes en la Cámara y los Senadores, tienen derecho a sus vacaciones, así que correr con las aprobaciones, así no sepan de que se trata, es el único deporte que practican.
En esta reforma tributaria hay tres propuestas con las cuales el Gobierno le puso placebos a la enfermedad de las protestas populares, para calmar el dolor durante un tiempo prudencial mientras deciden qué hacer con el mal que aqueja al país y estas son: la devolución del IVA a la población sisbenizada, la reducción del aporte a salud de los pensionados que reciben mesadas de un salario mínimo del 12% actual al 8% en 2020 y 4% en 2022.
Y las empresas que contraten a jóvenes menores de 28 años, siempre y cuando se trate de su primer empleo, podrán deducir el equivalente al 120% del salario devengado por el empleado.
Durante tres días al año no se cobrará IVA en la compra de artículos como vestuario, calzado, útiles y tecnologías. Sumados todos estos beneficios, según la DIAN, tendrán un costo fiscal de $3 billones para muchos, que contrasta con los más de $9 billones para unos pocos.
Es decir, les recortan nueve billones de pesos en recursos tributarios a las empresas y personas más pudientes del país y les dan concesiones por tres billones a los más pobres.
Más claro, un desequilibrio impresionante en donde la inmensa mayoría de la población es la gran perjudicada, y sin derecho a protestar, adicional a eso se viene la guerra infame de las OPS (orden de prestación de servicios) de los que ayudaron a ocupar los cargos a los nuevos mandatarios y no falta el famoso “PATO” que pasa cuenta de cobro sin haber aparecido pero es el famoso “LAMBON “ del que llego al poder o aquel que en campaña peleaba con todos en eventos que piensa que es el dueño de la administración .
Es por eso que no bastan los buenos propósitos, hay que hacerlos realidad es recordar que ya se acabaron las campañas y deben trabajar para todos sin colores, ni sabores, olvidando los rencores que existen.
Eso de desear Feliz Navidad y Prospero Año Nuevo y aplicar una reforma tributaria que ahorca, realizar un aumento ínfimo en el salario mínimo y luego alzar todos los productos y los combustibles, desdice mucho de esos buenos propósitos pero además de eso ver como ya muchos congresistas empiezan a amarrar los entes de control para poder hacer de las suyas en las regiones y hace tener más poder porque llegan las próximas elecciones de congreso.
El Gobierno y los empresarios deben aclararle al pueblo que al aumento del salario no es del porcentaje que se pregona cada año, sino que a este hay que descontarle la inflación, que en este año está en 3,88 por ciento, es decir que al aumento del sueldo mínimo, hay que descontarle ese porcentaje y la cifra resultante será el real porcentaje que se percibirá para el año 2020, como quien dice para el próximo año como toda nuevo gobierno que llega al principio “NO HAY CAMA PARA TANTA GENTE” pero después los acomodamos .
Por eso, una vez más, no bastan los buenos propósitos, hay que hacerlos realidad y que ¡Viva el Nuevo Año!
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