Internacional
Homenaje a los soldados que fueron a la guerra de Corea: Los héroes si existen

En una sesión solemne de la academia de historia de Santander, el Ejército en una narración fluida y con lujo de detalles, esbozó como varios santandereanos integraron el Batallón Colombia, que por el país estuvieron en la Guerra de Corea.
Son quizás muchas las historias que hay por contar, muchos los recuerdos custodiados en la mente de estos insignes soldados que estuvieron entre 1950 y 1953 en Corea, peleando en un conflicto que no era el suyo, pero cuya obediencia y disciplina hacia las órdenes militares los llevaron valerosamente a empuñar las armas.
El Coronel de la Reserva Activa, Alfonso Yunda Martínez sostuvo que lo que se quiso hacer en la sesión solemne fue, no solo recordar la historia de este conflicto y la participación de los colombianos, sino hacerles este homenaje a los veteranos de la guerra, que siendo santandereanos fueron a la guerra.
“Ellos fueron uno entre mil, fueron quienes manejaron el armamento de la época, ametralladoras, las famosas punto 50, estuvieron en los movimientos nocturnos aplicando toda la mística y conocimientos necesarios que les permitiera sobrevivir en medio de la crudeza que representa un conflicto de esta naturaleza”.
Teniendo en cuenta que ellos representan un baluarte para la historia, el Coronel Yunda Martínez indicó, que el Ejército tiene dentro de sus próximas iniciativas, el recopilar sus vivencias y relatos en una publicación especial, cuya fecha está por determinar.
La historia del Sargento Mayor, Saúl Antonio Rodríguez Jaimes
El hombre que ustedes ven luciendo con orgullo el uniforme militar con las condecoraciones y distinciones de la época, Saúl Antonio Rodríguez Jaimes, es de Pangote población ubicada en la Provincia de García Rovira, y como él dice a mucho honor le sacaron del campo para irse a la guerra.
“Empecé como soldado y mi último grado fue el de Sargento Mayor a lo largo de mi vida militar. Esa preparación me sirvió para salir con vida. Cuando regresé, en Bucaramanga fui fundador de la asociación colombiana de veteranos de la guerra seccional Santander, después me dediqué al comercio particular, y trabajé en una finca que me dejó mi padre en García Rovira y allí me dedique criar unos animales; luego según la ley 352 fundé un grupo de rehabilitación en el Hospital Militar Regional de la Quinta Brigada y bueno, ahí estamos peleando con los últimos días, estamos desboronados, por eso nos llaman hojaldras”
Con esta última frase dicha de manera jocosa, agregó en la entrevista, que toda su carrera militar la hizo siendo soltero, y precisamente como soltero estaba disponible para todo, agregó que las órdenes militares se cumplen o la milicia se acaba.
“La orden de viajar a Corea venía desde la Presidencia de la República, que para la época era Laureano Gómez y desde luego el Ministro de Defensa ejecutaba lo que el mandatario decía.
De ahí que no tuve escapatoria, y no me gustaba ni me gusta la guerra, porque no deja sino malos recuerdos. A uno lo llenan de condecoraciones medallas y estímulos pero eso es protocolario, porque económicamente los veteranos estamos muy pobres”.
Aun cuando el paso de los años y la edad hacen peso en su humanidad, conserva la mística y cortesía militar, como si fuera ayer. Así como los recuerdos se mantienen intactos y haciendo memoria de la guerra de Corea, hay muchas cosas para contar.
“Los resultados de una guerra no son de gloria, son de tristeza de sangre, sacrificio, ruina y descontrol de la sociedad humana. Para entrar a una guerra de este nivel internacional lo primero que se necesita es el material humano, después el material de guerra y después la preparación para participar en un conflicto de esta magnitud. No sé por qué, pero los grandes dirigentes del gobierno tomaron estas medidas que a la postre dejaron lamentaciones; pero ir a la guerra no es ninguna ventaja”.
Hasta no entrar en la colada, no se sabe que se va tomar, así dijo para referirse a lo que tuvo que enfrentarse, pues cuando entraron a la guerra y pasaban los combates, donde solo veía muertos, y heridos; escuchaba lamentos, clamores y gritos; y donde el ambiente era un permanente contraste entre la desolación y los frecuentes bombardeos, con tal detalle especificó su experiencia, aquella que lo dejó marcado y cuyas secuelas tiene escondidas entre las líneas de expresión de su rostro y la profundidad de su mirada.
De sus recuerdos también hay nombres y personas que siguen ahí intactos: sus compañeros y superiores.
“Recuerdo a mis superiores, a mi General Álvaro Valencia Tobar; al Comandante del Batallón Colombia, Coronel Alberto Ruíz Novoa que llegó a ser General de la República; mi general Juan José Duran; a mi Capitán Faccini, a mi Capitán Robledo, y otra cantidad de 755 colombianos que quedaron allí muertos en esas tierras. Y nuevamente me pregunto ¿Porque teníamos que sacrificar todas estas vidas a más de 20 mil kilómetros de la frontera? Es que nos mandaron a la guerra y en Colombia nos mandaron al olvido.
Hoy por hoy, aun con todo lo vivido le dice a su nieto que cursa séptimo grado, que una de las empresas en las que se puede servir a la patria y a todos los niveles sociales, es en la fuerza pública, y allí está el glorioso ejército colombiano.
“Este homenaje para mí es muy importante, me siento muy bien agasajado. He oído el recuento de la historia y es la verdad; con todo esto me da un renacimiento que me hace retroceder muchos años atrás donde me formé, y siento todo esto porque fui parte de la historia”.
De sus relatos perfectamente sale más de un libro, y entre ellos rescatamos un poco de lo contado por Luis Alberto Ríos, quien fue soldado profesional y se especializó como enfermero, del primer Batallón.
“Yo me especialice como enfermero, así como vi morir a muchos, también salvé muchas vidas. Pero entre lo vivido fui herido en combate, fui hecho prisionero por varias horas pero logré escaparme; y estando allá faltando 2 días para cumplir los 21 años caí herido, así que celebré mi cumpleaños en el hospital”.
El al igual que muchos de sus ‘lanzas’, no sienten mucha simpatía por Gabriel García Marquéz, pues cuando ‘Gabo’ en los inicios de su carrera como escritor – periodista hizo público un artículo donde tituló: ‘Regresaron los mercenarios de Corea’, y más adelante en sus líneas los describió como tipos de alta peligrosidad. En el juicio del soldado Luis Alberto Ríos, este escrito los perjudicó con esa afirmación, en la que se calumnió el nombre de quienes fueron allá, de los que fueron héroes y que por el simple hecho de regresar con vida ya hicieron una gran hazaña. Los héroes en Colombia si existen, no necesitan capa ni superpoderes, solo vestir el uniforme con orgullo, valentía y siempre firmes.
Por: Alixon Navarro Muñoz