Las tropas ucranianas están recuperando territorios invadidos por Rusia y han sacado de su territorio a millares de súbditos del régimen de Vladimir Putín, responsable de la peor agresión a un país libre e independiente, que obtuvo su independencia hace treinta años.
En febrero de este año, Rusia le declaró la guerra a Ucrania en lo que llamaron una “operación militar especial”, que al final terminará siendo un estruendoso fracaso. El régimen de Vladímir Putin proyectaba someter a Ucrania y recuperar territorios de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
La reconquista ucraniana se ha centrado en las localidades de Jersón y Járkov, ubicadas en el sur y en el nororiente del país. Si bien los combates entre ambos bandos han durado semanas, las tropas del presidente ucraniano Volodomir Zelenski barrieron con las de Putin y tomaron zonas claves para Moscú, que no ha tenido otra opción que aceptar la retirada constante de su ejército en dichos territorios.
El poderío militar ruso está representado en un tigre de papel, con la muerte de más de cinco mil soldados rusos, que ha visto cómo caen las tropas del presidente Vladimir Putín, autor de la invasión a Ucrania, ahora repudiado por los países del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), sufriendo humillantes derrotas en el campo de batalla.
La derrota de las tropas de Moscú que invadieron a Ucrania hace siete meses, obligarían al Kremlin a exigir la renuncia de Vladimir Putín, que al parecer padece problemas de salud mental.