Miles de líderes sociales han sido sacrificados por la subversión y el terrorismo, porque han aceptado las políticas del gobierno nacional para la erradicación de cultivos ilícitos. Hay que mirar como votaron en las elecciones parlamentarias del pasado 13 de marzo los departamentos del Cauca, Valle del Cauca, Nariño, Putumayo, Caquetá, Vichada, la región de la Amazonía y el territorio del Vichada, fronterizo con Venezuela, para entender lo que puede pasar en la escogencia del nuevo presidente de la república.
Recordemos que en la consulta interna del denominado ‘Pacto Histórico’ se votaba el pasado 13 de marzo para escoger un candidato presidencial entre el exguerrillero Gustavo Petro Urrego, del Movimiento Diecinueve de Abril; Camilo Romero, exgobernador de Nariño; Francia Márquez, líder de los movimientos feministas del sur del país y Alfredo Saade, de la ‘Alianza Democrática Afrodescendiente (ADA)’, todos ellos comprometidos con la legalización y reglamentación del consumo de la hoja de coca, que puede ser utilizado en la fabricación de productos de farmacia, sometidos al control del Ministerio de Salud, si es que existe la voluntad política para darle al problema del narcotráfico una solución de carácter social.
En las zonas cocaleras del país están esperando una solución jurídica y política para incorporar al torrente monetario del país los inmensos capitales que se encuentran en paraísos fiscales y de pronto enterrados en lugares estratégicos, en cilindros metálicos, como los que se confiscaron hace varios años a las guerrillas de las FARC en la zona de distensión de San Vicente del Caguán. Observando la procedencia de los integrantes del llamado ‘Pacto Histórico’ que lidera el candidato Gustavo Petro Urrego, quedará claro que el narcotráfico tiene todo el dinero para financiar estas elecciones, como habría financiado la elección del mayor número de senadores, que ha dado origen a un escándalo contra la Registraduría del Estado Civil.
Hagan las cuentas y averigüen de donde provienen los trescientos setenta mil votos (370.000) que aparecieron a última hora por la lista de candidatos al Senado incorporados a la organización electoral del candidato presidencial Gustavo Petro Urrego, que elevaron a diecinueve (19) curules los resultados de la elección de senadores, con los votos de las regiones productoras de estupefacientes, donde se padece la guerra a los carteles del narcotráfico y donde la ciudadanía que sufre la violencia sigue esperando una solución política. Una solución política y jurídica, que difícilmente puede llegar porque están de por medio los intereses económicos de los países consumidores de estupefacientes, como los Estados Unidos.
Colombia es el primer productor de cocaína en el mundo y el lavadero de capitales provenientes de ese negocio ha permeado la actividad política, no de ahora, sino desde hace treinta años, cuando los carteles de Medellín y Cali, pasaron a la clandestinidad, produciendo fenómenos criminales tan impresionantes como Pablo Emilio Escobar Gaviria, que alcanzó a comprar una curul en la Cámara de Representantes.
El ADA es un partido político creado en las zonas cocaleras de Buenaventura y Tumaco, de cuya organización es miembro Alfredo Saade, de la ‘Alianza Democrática Afrodescendiente’.