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La mediocridad de muchos educadores, que tienen el pretexto de oponerse a la alternancia educativa porque ya cumplieron la edad de retiro no permite el regreso a clases

En tiempos de pandemia se han visto casos de muchos educadores que no pueden asistir a sus lugares de clase porque son mayores de sesenta años, que tienen una pensión del estado y que se aferran a los cargos públicos, cerrándole el espacio y las oportunidades a los (as) licenciados (as) jóvenes que lograron con muchas privaciones obtener un título profesional y, sin embargo, tienen que esperar a que los viejos maestros abandonen definitivamente sus cargos para conseguir un espacio en la nómina oficial.

Algunos maestros, que ya cruzaron el umbral de los sesenta (60) años, quieren seguir hasta los setenta (70) años para obtener una segunda pensión de jubilación, haciéndole estorbo a las nuevas generaciones, mejor preparadas y con amplios conocimientos sobre el manejo de plataformas digitales, porque pudieron prepararse en las universidades.

Son ellos, los adultos mayores que pertenecen a la frondosa nómina educativa, que no quieren salir de su confort, porque el sueldo les llega a través de las cuentas bancarias, así no vayan a trabajar, porque ya son personas cansadas y agotadas, víctimas de la codicia, atajando a mucha gente ultra-preparada, que ha participado en los concursos de méritos y que está lista para renovar los cuadros educativos de escuelas y colegios oficiales del departamento.

La edad de retiro forzoso debería imponerse en la educación pública, para darle oxígeno a las otras generaciones de jóvenes licenciados (as) mejor preparados, llamados a transformar realmente la educación en Colombia.

 La Federación Colombiana de Educadores, que es un sindicato de carácter político, patrocina la molicie, el confort y la pereza, de franca mediocridad en la educación colombiana.

El gobierno nacional y la administración Municipal de Popayán asi como en muchas regiones de nuestro amado departamento como hemos sabido  ha cumplido con la dotación de las escuelas y colegios, donde se han implementado los elementos de bioseguridad, para la alternancia educativa, porque de lo contrario estamos olvidando la importancia del maestro colocado frente a sus alumnos para dictar las clases de matemáticas, ciencias sociales, idiomas y otras asignaturas donde la presencia del educador resulta indispensable.

 

El año pasado fue una amarga experiencia para padres de familia y estudiantes, especialmente cuando los educadores de la vieja guardia no sabían ni siquiera manejar un computador.

 

La mediocridad  de muchos educadores, que tienen el pretexto de oponerse a la alternancia educativa porque ya cumplieron la edad de retiro, impone de las autoridades nacionales y departamentales, como en el ejército de la patria, un llamado a calificar servicios, revisando por cada uno de los establecimientos de la educación oficial, las nóminas de gente mediocre, que prefiere el confort de sus prolongadas vacaciones como las que hemos padecido los padres de familia, al cumplimiento de la obligación moral de regresar a las aulas de clase, porque físicamente se están robando el sueldo, que les llega puntualmente cada mes,  dándole mal ejemplo al país por su mediocridad y por su inoperancia.

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