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La Palabra de los Pastores de la Iglesia Católica y de otros Credos Religiosos Resonará en los Lugares de Oración, que Están Cerrados desde hace Dos Meses

Los obispos de Roma acordaron con el Santo Padre Francisco la reapertura de la Basílica de San Pedro, la Capilla Sixtina donde se reúne el cónclave de los cardenales para elegir al Papa y todos los templos sagrados, que a partir de la próxima semana realizarán ceremonias litúrgicas presenciales, con un reducido número de feligreses que deberán cumplir con los protocolos de bioseguridad, para evitar el contagio con la pandemia universal.
Es el paso que puede dar la iglesia católica, confinada y en aislamiento obligatorio por orden de diferentes gobiernos que ejercen autoridad civil en las diferentes ciudades y territorios.
Es muy triste tener que enterrar a los seres queridos sin la presencia de sacerdotes y de sus amigos más cercanos, con un limitado número de familiares, como consecuencia de las restricciones sanitarias que se vienen aplicando en diferentes países. Italia, donde se han registrado más de veinte mil muertos como consecuencia de la pandemia mundial, reabrirá hoteles y restaurantes para atender a miles de peregrinos, cuyas limosnas y contribuciones hacen parte de los presupuestos que sostienen al pequeño Estado Vaticano.
La tarea de limpieza y desinfección de los templos religiosos ha comenzado en Italia y se extenderá a diferentes países del mundo, donde millones de católicos están sufriendo por el confinamiento en sus hogares, que se ha prolongado durante dos meses.
Nadie en el mundo estaba preparado para una tragedia de esta naturaleza. Los sueños y los proyectos de crecimiento económico se fueron al suelo y quedaron en el limbo, con la ruptura del orden mundial provocado por la pandemia universal.
La sicosis se ha apoderado de millones de personas expuestas a morir en cualquier momento por enfermedades pulmonares derivadas de la peste asiática.
Nadie estaba preparado, ni siquiera las grandes potencias del mundo, cuyos mandatarios han perdido el liderazgo, por descuido o por impresión, como ocurrió en los Estados Unidos, que registra más de setenta mil muertos, especialmente en el Estado de Nueva York.
Las empresas de transporte aéreo en el mundo están quebradas por la prohibición de realizar vuelos nacionales e internacionales. Los aeropuertos cerrados, millones de desempleados y una angustia generalizada por las cuantiosas pérdidas que han sufrido todas las economías del mundo.
Tendremos tiempo para analizar las consecuencias y para sobrevivir a la hecatombe, si es que logramos mantener la disciplina y cambiar los hábitos de trabajo y de vida. El régimen de libertades para la libre locomoción de las personas, ha cambiado para todos los sectores productivos y para todas las clases sociales.
Volver a los templos, que son lugares de oración, reflexión y purificación, será un elixir para la salud mental de los creyentes.
La palabra de los pastores de la Iglesia Católica y de otros credos religiosos resonará en los lugares de oración, que están cerrados desde hace dos meses. Como lo han determinado las autoridades sanitarias del país, habrá que cumplir unos protocolos y respetar las nuevas directrices de la jerarquía eclesiástica que deberán velar por la salud del cuerpo y del alma.
Adicional a esto el dia de hoy en la celebración que el Papa Francisco anuncia que hasta el 18 de mayo se transmitirá a nivel mundial la eucaristía papal hoy en esta celebración nos habla que Dios nos defiende de la mundanidad espiritual que corrompe a la Iglesia El Papa Francisco, en la misa de esta mañana celebrada en la Casa de Santa Marta, dirigió su pensamiento a quienes tienen la tarea de enterrar a los muertos en esta época de pandemia, arriesgando sus vidas. En su homilía el Santo Padre se refirió al espíritu del mundo, a la mundanidad espiritual, que es una cultura de lo efímero, que no conoce la fidelidad, no tolera la cruz y quiere destruir la Iglesia. De ahí que haya afirmado que sólo la fe en Cristo muerto y resucitado supera la mundanidad