Destacado
La Popayán de mis amores convertida en un Gran Circo

La justicia y los políticos se enfrascaron en un duelo de poderes que sólo dejan en ridículo total a sus protagonistas, quienes convirtieron a la capital Caucana en un circo de la política y a sus habitantes los montaron, obligados, en una montaña rusa en la que la disputa por el cargo como Alcalde de Popayán se convirtió en el premio mayor para quien atine con el pastel en la cara del payaso.
El duelo de poderes desatado entre Cesar Cristian Castro, el alcalde suspendido, y aquellos que lo sacaron del Cargo, el alcalde encargado, cayó en una cómica disputa por aferrarse al poder y, como perros de cuadra, se trenzaron en una frentica carrera por marcar su territorio, a como dé lugar, y sin importar el cómo, sólo el quedarse atornillados al cargo.
Los jueces y los abogados que han intervenido en este ridículo enfrentamiento entre quien no quiere quedarse huérfano del poder y quien se siente con autoridad para estar en el cargo, envían un mensaje distorsionado a la sociedad y es que con la justicia y sus leyes se puede hacer lo que se quiera, con tal de lograr los fines perseguidos y, queda la sensación, que la política es más poderosa que las Leyes.
Popayán es la única perjudicada con este embrollo político-jurídico porque se estancaron todos los frentes de trabajo y en un año electoral, la paquidermia que impera en obras, interventorías y oficinas se hace más espesa en medio del enfrentamiento de abogados, jueces y de los dos alcaldes, suspendido y encargado.
El desgobierno es total. La ciudad está sumida en un caos general. Las vías son un monumento al abandono.
Los parques y separadores parecen campos abandonados o lotes de engorde. Son tantos los huecos en la malla vial, que el pico y placa no es necesario, porque toca andar a diez kilómetros por hora para no destruir los vehículos.
Hay una premura sospechosa en cada una de las decisiones que se han tomado por parte de aquel alcalde encargan para todo, yo creo que Juan Pablo Mata lo único que falta es que lo encarguen de la Morgue o del pabellón de quemados el cual se coloca de moda en octubre con tanto candidato que existe.
Se han emitido mensajes siniestros en whatsapp , donde se avisa de manera sutil a los secretarios que vayan a oficinas a firmar las ordenes de retiro de sus cargos por que ya huelen a mal en su labor porque no dejan contratar bien , lo poco que queda que podría amarrar en estos días, algunos cuantos votos o amigos diría un amigo cajibiano , para que estén contentos y no lo olvides el 27 de octubre , como quien dice para alimentar el cohete que dispara papeles luminosos, los cuales le dan más espectacularidad al circo.
Los reflectores están puestos sobre la Ciudad Blanca, pendientes del desenlace de una pelea por el poder, por los recursos a ejecutar, por lo que se puede ganar en cuanto a réditos políticos en la recta final del mandato y de la próxima contienda electoral.
La única que pierde es Popayán porque los planes para lucirse que tenía Cesar Cristian Castro para cerrar con pólvora y campanas al vuelo su mandato, se chocaron contra su suspensión y la soberbia , Juan Pablo Mata que no es un “Angelito” , que llegó también con ganas de aprovechar su cuarto de hora para empezar a sumar y fortalecer a su favor lo que sería un futuro en la política, y el ser Alcalde encargado puede ser una gran catapulta hacia el futuro, tampoco ha podido despegar porque el circo lo absorbió.
Pero también sus ganas se chocaron contra los intricados e invisibles hilos de los poderes judiciales que parecen hechos a la medida de hábiles abogados, y sus ganas de trabajar y de dar un golpe de opinión se han resbalado en el jabón de la politiquería.
Los palos en las ruedas que tiene el carro con el que quiere avanzar Juan Pablo Mata son tantos, que cuando termine su paloma de estos meses en la encargatura, no habrá hecho nada, pero el reto enorme que tendrá es el de limpiar su imagen y sacudirse la mugre que le han tirado encima los politiqueros, porque, para hacerle justicia a MATA , él sólo es un accidente en el maremágnum en el que ha estado Popayán en los últimos años , pero no olvidemos que la función tiene que continuar .