Como en ‘rio revuelto, ganancia de pescadores’ han aparecido los carteles de ‘Salvación Nacional’ y de la ‘Nueva Fuerza Democrática’, que están sustrayendo los caudales electorales del conservatismo para la próxima elección de gobernadores, alcaldes, diputados, concejales y miembros de las juntas administradoras locales.
El partido conservador colombiano es una de las colectividades políticas más antiguas del mundo, creado a iniciativa del expresidente Mariano Ospina Rodríguez y del filólogo José Eusebio Caro, quienes expidieron una manual de principios, de obligatorio cumplimiento, tales como el respeto por el ‘Estado de Derecho’ y el respeto por la propiedad privada obtenida a justo título.
En el siglo antepasado, el partido conservador colombiano tuvo la influencia del clero, que había sido víctima de las persecuciones desatadas contra comunidades religiosas por las ideas liberales, lo cual marcó líneas rojas y azules entre las dos colectividades históricas.
Fueron famosas la catilinarias de los próceres y caudillos del partido conservador, como el General Rafael Reyes, que tuvo que lidiar con la ‘Guerra de los Mil Días’ en defensa de la legitimidad del gobierno de la época; Laureano Gómez Castro (expresidente de la república), Manuel Serrano Blanco (senador santandereano), Gilberto Alzate Avendaño (también denominado ‘El Gran Mariscal’), Guillermo León Valencia y Misael Pastrana Borrero (Expresidentes conservadores durante el Frente Nacional) y Belisario Betancur Cuartas, entre otros.
La ignorancia de algunos de los nuevos parlamentarios, que desconocen la esencia, la doctrina y la filosofía del partido conservador, han creado enorme confusión en estos tiempos, donde cambiaron los principios doctrinarios por cuotas burocráticas y contratos, a falta de verdaderos caudillos que puedan despertar el interés de la masa irredenta, que busca soluciones sociales y políticas alrededor de los partidos históricos.
En el partido conservador colombiano es vergonzoso lo que ha pasado con el senador Carlos Andrés Trujillo González, principal defensor del régimen comunista de Gustavo Petro, como si fuera fácil pisotear y destrozar la filosofía conservadora, que ha sido ejemplo para el mundo.
En esta época de oscurantismo político, cuando se esperaba mucho de la bancada parlamentaria, se perdió el norte de la dignidad y el decoro, para ejercer la oposición y convertirse en alternativa de gobierno.
La precipitad del senador antioqueño Carlos Andrés Trujillo González, seducido por los negocios personales y de su familia, entregó al verdugo el cadalso donde serán juzgados los actuales congresistas por sus equivocaciones y fracasos.
Al borde de la catástrofe total por la entrega del país a las mafias del narcotráfico, los bandidos pasaron a ser ‘Gestores de Paz’ mientras las personas de bien, que somos la mayoría nacional, seguimos expectantes de lo que pueda pasar en Colombia, con unos partidos políticos que fueron la gloria de la democracia y que ahora maman como los terneros de la ubre del estado colombiano, sin medir sus consecuencias.
¿Dónde quedó la dignidad conservadora, luego de haber sido usurpada la presidencia del directorio nacional por el senador Carlos Andrés Trujillo González?