Los aplausos y el reconocimiento a su trabajo tienen que ser de corazón, para quiénes consagrados a la enfermería, permanecen a la vanguardia en la lucha contra el “coronavirus”.
Su calidez y humanismo en la atención que inspira confianza y fortalece la esperanza de pacientes y familiares afectados por la pandemia es impronta de amor.
Estando en época de celebración del “Día Internacional de la Enfermería”, el mejor medio para reivindicar su ejercicio profesional es dotar a quienes lo ejercen de las dignas y seguras condiciones para su desempeño.
Así mismo, la solidaridad expresada en manifestaciones de respeto en las áreas no laborales bajo la precisión de que nadie mejor preparado que este personal para preservar el bienestar y evitar supuestos contagios que, irracionalmente, pueden llegar a generar agresiones.
Nada más justo que insistir en la exigencia para que los elementos de protección les lleguen y neutralicen el riesgo que tiene al grupo de enfermería en el primer lugar de la lista de afectados por el coronavirus, entre los todos trabajadores de la salud.
Según las estadísticas se han reportado casi 350 casos positivos entre auxiliares y profesionales de la enfermería, que a su vez han dejado algunas muertes, una cifra que urge frenar, dado que la mayoría son infecciones adquiridas en cumplimiento de su consagrada misión.
Muy importante que, además de los aplausos brindados por el pueblo, el gobierno en términos laborales de contrataciones, remuneración y estabilidad para este grupo de profesionales de la enfermería los estimule y premie con mejores sueldos y garantías generales como bien se lo merecen.