Los errores afectan la credibilidad y la gobernabilidad, y Duque es campeón en ellos, solo veamos algunos ejemplos:
Contra toda lógica jurídica y de elemental ética de negociación se entrabó con el gobierno Cubano en una absurda exigencia para que este le entregase a los negociadores del Eln, incumpliendo lo pactado en las condiciones previas, con relación al fracaso o éxito del proceso.
Se jugó a fondo, en acompañar a su amigo del norte en posicionar a Juan Guaidó como “presidente interino” de Venezuela; el muchachito, como dirían las abuelas, no salió con nada, y el oso lo pasó otra vez su gobierno, es decir el de Uribe.
Las objeciones a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), se encontraron con el apoyo de la honorable Corte Constitucional por lo que no pudieron hacer trizas los acuerdos, por lo menos en este aspecto; incluso más de 1.200 de sus aliados en la fuerza pública han solicitado ingreso a ella.
El decreto 1785 fijó el aumento de 3.5% del salario mínimo y el 1786 el incremento en el subsidio de transporte; ante ello, Duque afirmó que pasó del millón de pesos (como decía mi abuelita Laura Rosa “sin siquiera sonrojarse” por la mentira), ya que la diferencia entre el uno y el otro es que no es una ganancia para el trabajador por cumplir con su trabajo, sino un subsidio, y su monto no se utiliza para calcular vacaciones, parafiscales o seguridad social.
Pero ni corto ni perezoso decretó el aumento de $1.7 millones de pesos a los congresistas frente a los poco más de $34 mil pesos de aumento a los trabajadores.
Seis mil millones de pesos invertirá el subpresidente, en su ya aburrido programa televisivo, al mejor estilo del desprestigiado “ALO presidente” de Maduro. Ni qué decir de su “pobre” embajador en EE.UU. participando en elecciones y con el perdedor. Siga así, sin diferenciar cuáles temas son de Estado y cuáles de cuatrenio…aporta con sus actuaciones a fortalecer las alternativas de poder que se expresarán en las propuestas y la movilización social en este 2021.