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NADIE ESTA LIBRE DE «PECADO» EN POLITICA

Nuestra clase política caucana, dicen los conocedores, se sostiene por un inventario de reglas informales que mantienen el equilibrio entre las fuentes y el acceso al poder político.
Pero eso se convierte en aparatoso cuando el equilibrio se pierde y la clase política se “engancha” en una lucha intestina por imponer su mentalidad frente al resto de la sociedad.
Claro está que no todo el que hace política o se acerca a esta, hace parte de la clase política.
Primero se deben compartir unos espacios, posiciones y acciones particulares para ingresar a ella.
Es como una cofradía donde todos se conocen los secretos, pero por la supervivencia de la organización, sus miembros solo se atacan dentro de unos límites demarcados.
Esta crisis de la ruptura de las reglas de juego de la clase política puede traer un beneficio no imaginado: dar cabida a nuevas organizaciones, algunas de estas apenas con figuración regional.
Por supuesto, este espacio funciona para cualquier nueva fuerza que haya estado haciendo la tarea con juicio; pero también las que simplemente pretenden sustituir a los de siempre en la depredación del Estado.
Esa posibilidad de perder el apoyo ciudadano debería ser suficiente incentivo para detener el fratricidio de la clase política, sin que se sepa si alguna de las partes decida disminuir el enfrentamiento.
De todas maneras el problema consiste en que dentro de nuestra “casquifloja” clase política nadie está libre de pecado o se encuentra a salvo, porque mientras unos están untados, los demás infortunadamente tienen “rabo de paja”.
Imagen tomada de Internet