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No hay nada como dejar atrás los “tú no puedes”, “tú no sabes”, “tú no mereces”.

 

Porque llegar donde otros dijeron que no lo harías no solo es un triunfo personal: es un acto de justicia ante las mentes retrógradas, ante los que nunca fueron capaces de vernos con autenticidad, respeto y cercanía , hoya más que nunca doy gracias a Dios por cada tropiezo donde han hecho que salgan fuerzas para que los logros sean más claros, eso si algo que debor destacar que el apoyo de mi esposa Sandra Calderón Núñez ha hecho todo esto posible pero que no se entere sino quien la aguanta .

Algo que todos sabemos es que vivimos en una sociedad supeditada a la comparación, y en especial, a un sistema educativo que nos “etiqueta” de forma temprana. En los salones que por el tema del coronavirus muchos extrañan, habitan en esas últimas filas los supuestos “malos alumnos” sobre los que se profetiza, con más o menos disimulo, aquello de que “nunca llegarán a nada”. Porque el niño que se queda en el “4”, sencillamente, no es apto para el triunfo.

“Siempre me ha gustado aprender. Lo que no me gusta es que me enseñen” palabras de una gran líder -Winston Churchill-

La enseñanza, a día de hoy, se está convirtiendo en muchos casos en un acto traumático. Tenemos buenos profesionales, pero el sistema y los medios no acompañan. Este enfoque homogéneo, masificado y poco sensible ante las necesidades de los niños da un paso real a las profecías autocumplidas. Si fracasaste en el colegio, fracasarás en la vida.

No obstante, a la dimensión educativa se le añade otra aún más problemática: la familiar. En ocasiones, crecer en un entorno poco favorecedor, discriminativo o machista implica que nos inoculen un derrotismo envenenado de que es muy difícil defendernos

En nuestro diario aprender y en un medio tan complejo como es el de aquellos que periodistas o comunicadores que se creen la luz de faro por ese mal de los mediocres que muchos de estos posen que es la envida, Te proponemos reflexionar sobre estos aspectos.

Cuando llegar a algo supone romper con todo

En ocasiones, el proceso de llegar a algo implica, efectivamente, tener que romper con todo. A la rebelión estructural le acompaña sin duda una revolución interna que no todo el mundo es capaz de hacer. Es necesario derrumbar modelos educativos, valores familiares inculcados y esos esquemas de pensamiento limitantes que durante un tiempo, nos arrinconaron en nuestros espacios de infelicidad.

Como decimos, no es un proceso precisamente fácil, en especial para la mujer. No podemos olvidar, por ejemplo, que en la actualidad, en esta era de progreso, son muchas las mujeres que ven vetadas sus aspiraciones por el peso de esos mecanismos patriarcales que siguen imperando en muchas familias.

En varios libros que les recomiendo , los cuales son muy interesantes  “Resilience and Triumph: Immigrant Women Tell Their Stories” se nos explica el duro proceso que viven muchas inmigrantes indias, árabes o mexicanas al llegar a otros países. Estas mujeres son todo un ejemplo de lucha cotidiana ante la adversidad. Por una parte, deben batallar para abrirse paso con sus familias en una sociedad nueva. Sin embargo, existe otra lucha silenciosa, oscura y delicada de la que no suele hablarse.

 

Nos referimos a esos enfrentamientos que se viven en el ámbito privado. Ahí donde el peso de lo patriarcal sigue definiendo los espacios de las mujeres con sus padres, parejas y sus familias de origen. Reclamar su lugar como mujer y a su vez, alentar a las nuevas generaciones para que lo hagan, es todo un ejemplo de resiliencia. Son dimensiones muy duras de las que nadie habla.

Son rostros y nombres anónimos que día a día revelan su fuerza, su coraje en su ansia por avanzar, por llegar a un status de igualdad.

 

Los niños no se definen por sus notas escolares y en estos días que terminan muchos su año escolar.

Se nos olvida, como sociedad y como educadores, que los niños no definen su valor por sus notas escolares, sino por ellos mismos.

 

La admirable mentalidad de quien llega donde desea

Triunfar en la vida no implica tener una buena cuenta corriente. Ni una casa grande, ni un deportivo, ni acumular cosas para conseguir más cosas. El mejor triunfo en la vida es la libertad de ser uno mismo y sentirse orgulloso/a por lo logrado lo material, el poder es algo efímero, pero muchos piensan que por un cargo o tres centavos se creen el rey o la reina del mundo en muchos casos. Triunfar no está en ganar siempre, sino en no rendirse con el fin de llegar a rozar esa estrella, ese sueño, ese equilibrio personal donde decir “estoy bien, no quiero nada más”.

Algo que no debemos olvidar son esas palabras de -Ralph Waldo Emerson-

“La confianza en uno mismo es el primer paso hacia el éxito”

La dificultad del triunfo está sin duda en los esquemas de pensamiento que nos han transmitido desde niños asi que enseñales que si lo desean lo pueden lograr . La escuela que etiqueta y segrega ofrece al mundo personas que darán paso a esa profecía autocumplida del “yo no valgo”. Yo no soy merecedor de alcanzar mis sueños. Asimismo, la familia que “arranca alas” e intoxica con sus ideas retrógradas y limitantes, también nos impedirá llegar donde nuestro corazón nos pide.

 

Ahora bien, estos vínculos limitantes deben ser arrancados cuanto antes y sin anestesia. No importa cuánto duela. No importa tampoco qué consecuencias puede tener si con ello, ganamos en autoridad, autoestima y libertad. El éxito, en realidad, no depende de ser más listo, más hábil, más extrovertido.

Como quien dice lo que deseas lo logras y la única incapacidad para lograr un triunfo esta en  tu mente .

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