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Palabras clave: Comunicación, Identidad, Sentido de Pertenencia, Cohesión Social

La falta de sentido de pertenencia de los habitantes de la ciudad, lo que significa no sentirse parte de ella.
Esta virtud empieza a construirse en la familia, el primer grupo del que todos hacemos parte y que sigue siendo el núcleo de las comunidades, y luego en el colegio, donde forjamos el amor por nuestra ciudad y el orgullo de pertenecer a la sociedad que la habita.
Cuando somos fieles a esa sociedad y seguimos las normas que la rigen, consolidamos una identidad que nos da mayor confianza en el entorno y, consecuentemente, mayor seguridad.
El sentido de pertenencia surge de la convicción de que vivimos en un barrio o en una ciudad que nos da la oportunidad de vivir bien, que nos permite trabajar, estudiar, movilizarnos y divertirnos sin dificultades, y esa convicción nos vuelve más dispuestos a seguir las normas de convivencia.
Es preciso que el ciudadano se identifique con la ciudad donde habita, que tenga una gran cultura cívica y que el ambiente urbano sea amable y equitativo, para que en él se desarrolle el sentido de pertenencia.
Sembrar el sentido de pertenencia no es tarea fácil en una ciudad de la que la mayoría de sus habitantes se queja, y en la que se perdió la confianza en las instituciones y en sus dirigentes.
Aunque es un proceso largo y constante, la construcción del sentido de pertenencia comienza con dirigentes e instituciones transparentes, que sean rigurosas en la defensa de los recursos públicos y que tengan en cuenta al ciudadano para implantar políticas y tomar decisiones.
El asunto es que si queremos que Popayán no se vaya a pique y, por el contrario, empiece a convertirse en la ciudad ideal que todos soñamos, el sentido de pertenencia de sus habitantes es una condición indispensable.
Aunque no quiere decir que no podamos realizar críticas constructivas donde dinamicemos y hagamos mejor nuestra ciudad.
Muchas veces habitantes de Popayán, nacidos en el Valle, Almaguer, Mercaderes o de lugares más distantes sienten el dolor de ver una Ciudad llena de huecos y añoramos el Municipio que con la mirada de sus Santos e imágenes los enamoro una Semana Santa donde con su respeto a Dios y gran devoción hace de este lugar una lugar una bendición a propios y extraños.