Se habrán puesto a pensar ¿que será del partido Centro Democrático cuando desaparezca de la escena política el expresidente Álvaro Uribe Vélez? Lo mismo que le sucedió a la Alianza Nacional Popular (ANAPO) del ex presidente Gustavo Rojas Pinilla que, como toda empresa familiar, terminó liquidándose en manos de la tercera generación, en manos de sus nietos, Samuel y Néstor Iván Moreno Rojas. En las toldas del ‘Uribismo’ están más divididos que un bulto de anzuelos por las aspiraciones a las diferentes gobernaciones y a las alcaldías de nuestra patria Boba
El Nuevo Liberalismo, creado por el inmolado líder santandereano Luis Carlos Galán Sarmiento, desapareció con la muerte trágica del caudillo a manos de la mafia del narcotraficante Pablo Emilio Escobar Gaviria, igualmente responsable del asesinato del ex ministro Rodrigo Lara Bonilla.
Sus hijos Juan Manuel y Carlos Fernando Galán Pachón, que se perfilaban para los grandes escenarios de la democracia, retomando las banderas de su padre, tomaron caminos diferentes y sucumbieron en manos del Partido Liberal y del partido Cambio Radical. Ahora quieren revivir al Nuevo Liberalismo, después de que lo dejaron abandonado y expósito, como bien mostrenco, tirado a la calle para que alguien que sea capaz de colocarle una capsula de oxígeno, pueda convertirlo en alternativa de poder.
En Santander nació el partido Convergencia Ciudadana, apoyado por los sindicatos del magisterio, que con el tiempo se convirtió en refugio de migrantes y politólogos desarraigados de los partidos históricos, ausente de principios que le permitieran sobrevivir con el paso de los años. Lo destruyeron algunos de sus principales beneficiarios, que mutaron hacia Cambio Radical y hacia el partido Liberal. Un proceso penal derivado de su presunta cercanía con grupos armados de extrema derecha, mal llamados ‘paramilitares’, lo condujo al estado de postración en que se encuentra.
‘Los Movimientos Alternativos’, como el Polo Democrático, el Partido Verde, ‘Colombia Humana’(¿?) y el Partido Del maís, están condenados a desaparecer, porque su filosofía gelatinosa mantiene algunas aproximaciones con fuerzas radicales que juegan a las distintas formas de lucha, para mantener sus espacios de opinión en las organizaciones sindicales y en minúsculos grupos estudiantiles, que a la hora de construir país prefieren atentar contra las instituciones, como lo hicieron en las recientes marchas universitarias. Los empresarios miran con desconfianza este archipiélago de grupos que se acomodan para unas elecciones legislativas y se dispersan a la hora de responder a la propuesta de ‘reconstrucción de país’.
En el Partido Social de Unidad Nacional (Partido de la U), creado por el ex presidente Juan Manuel Santos Calderón, tendrán durante largo tiempo el lastre de las aventuras del senador Bernardo Miguel Elías Vidal, más conocido como el ‘Ñoño Elías’ y del senador Musa Abraham Besayle Fayad, intermediarios en la entrega de multimillonarios sobornos de la multinacional brasilera Obedrecht a altos funcionarios del pasado gobierno, que mancharon sus almas y comprometieron la dignidad de la nación, en uno de los procesos penales de mayor revuelo internacional y de enorme daño a la imagen de Colombia en el exterior, por los negocios de la contratación oficial para las obras de la segunda etapa de la autopista Ruta del Sol en el Magdalena Medio santandereano.
Así se acaban los nuevos partidos políticos, mientras los partidos históricos, el liberalismo y el conservatismo, realizan reingeniería y se levantan como el Ave Fénix, de entre las cenizas eso si con más mañas o mejorando las que tienen porque no han aprendido aun de todo lo errores que han cometido.