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Realmente hasta donde podemos llegar a renunciar a los principios doctrinarios  confirmando la vergüenza del Partido Conservador

En un acto de locura, producto de la hiperestesia política, los senadores y representantes a la Cámara elegidos para un nuevo periodo constitucional, corrieron presurosos a comprometerse con el nuevo gobierno del presidente electo Gustavo Petro Urrego, donde fueron mirados con desprecio por los nuevos amos del poder, que utilizaron todas las formas de lucha para conquistar el Solio de Bolívar.

Una actitud cobarde, cuando lo obvio era aceptar la derrota y adoptar un cambio de actitud en la actividad parlamentaria, donde su misión debe ser el control político a las acciones y determinaciones del nuevo monarca que está prometiendo el aniquilamiento de la riqueza petrolera, con terribles efectos sobre la economía del país, entendiendo que Colombia no puede renunciar a los avances logrados en la industria de los hidrocarburos.

Vergüenza mayor, la improvisada elección del senador antioqueño Carlos Andrés Trujillo González como presidente del Directorio Nacional Conservador, sin tener en cuenta su prontuario criminal como presunto responsable de actos de corrupción cometidos cuando desempeñaba las funciones de alcalde de Itagüí, su tierra natal, algo más de veinte investigaciones adelantadas por la Fiscalía General de la Nación y por la Procuraduría General, que le generan una inhabilidad moral  para dirigir al segundo partido político más importante de Colombia.

Pisoteando los principios doctrinarios de esta colectividad y olvidándose de su responsabilidad ante los electores que aportaron dos mil millones trescientos cincuenta mil votos (2’350.000) para la elección de quince (15) senadores y veintisiete (27) representantes a la Cámara, era de su obligación tomar distancia del nuevo gobierno que se instalará el próximo siete (7) de agosto, donde odian a los conservadores y los sindican como responsables de la tragedia social que padecen veinte millones de colombianos, víctimas de la pobreza, que pretenden vivir en un régimen asistencialista, donde no tengan que trabajar ‘para vivir sabroso’, como lo predica la nueva vicepresidenta Francia Márquez

En el nuevo gobierno nacional no tienen cupo los conservadores, que deben convertirse en una fuerza de oposición, que permita demostrar cuales son las calidades morales de los conservadores que llegaron a ocupar los fríos sillones del Capitolio Nacional de Colombia. Por ahora y mientras preparan la instalación del nuevo Congreso de la República, debería convocarse una convención nacional de carácter ideológico para actualizar la doctrina del partido conservador, que tiene a su cargo la defensa de las instituciones, el respeto a las autoridades  legítimamente constituidas, la defensa de las libertades públicas, la protección de los valores éticos, la defensa de la propiedad obtenida a justo título y una posición clara sobre la nueva política energética del país, que está en riesgo porque los profetas del desastre condenan la aplicación científica del sistema ‘FRACKING’ para la explotación de la minería extractiva y de las grandes reservas petroleras, ya cuantificadas en la región de El Catatumbo y en el Magdalena Medio Santandereano.

Es el momento de mostrar que Colombia existe principios pero si aquellos que dicen ser lideres partidistas es el momento de hacer cambios sustanciales en cada región del departamento pero con gente nueva no con niños caprichosos que creen que liderar en vengarse de aquellos que no se les arrodilla , es el momento de hacer un llamado a la unidad conservadora del Cauca y lograr las mayores curules posibles en alcaldías , concejos , ediles , asamblea y si es posible abanderar la gobernación para las próximas elecciones regionales

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