Antes de comenzar a escribir mi artículo de hoy, revisé las efemérides del año en la política educativa; la reformista y su opuesta.
También pensaba incluir hechos en la Paz. Quería hacer un resumen. Fueron tantos y tan complejos los asuntos que la información se me hizo engrudo.
Si la acomodaba en orden cronológico, de seguro rebasaría los caracteres que tengo asignados para los lectores. Si los ponía por temas, nada más con la reseña de las acciones de la vida nacional tenía para varias páginas de texto.
Luego me dije, resaltaré lo más importante y lo más importante también resultó mucho. Por ejemplo, el año comenzó mal para 2016 que con el “SI” y el “NO” dividió a un País , quien le agradeció sus servicios a la causa del “NO” fueron realmente los Uribistas. Aunque Uribe la repudia y, a fe mía, que pronto se transformará en uno de los críticos más feroces del Gobierno y la paz con sus altibajos.
La mañana triste de Popayán fue el punto de quiebre, cavilé. Ocho o nueve —depende de quién haga el conteo— Negritudes sin representación . ¡Una desgracia! Pero revivió a la CNE, que en los meses precedentes sólo acusaba recibo de los golpes que le proporcionaban los diferentes magistrados de la CNE , incluyendo la burla que le hacen a de varios de sus dirigentes. Empero, no sufrieron mucho pues, a pesar de no estar la curul puesta, siguieron trabajando por las necesidades de sus comunidades afros .
Recapacité sobre el trabajo de los gobiernos locales y sus liderazgos, escribí decenas de artículos. Sobre éstos dije lo trascendente, pienso. Resumir el año daría material para una ponencia.
También ponderé reseñar las acciones de la Presidencia y el papel de sus ministros en temas de las reformas hechas este año . ¿Qué pasará con las normales?, sigue siendo una pregunta sin respuesta. La Consulta del modelo educativo y la propuesta curricular para la educación de géneros, dio de qué hablar en dos momentos. Pero sus consecuencias —en el texto, no en la práctica— vendrán hasta el año próximo.
Tampoco para analizar la ‘calma chicha’ que reina en el Senado y Cámara Nacional, en espera de un Congreso que no resolverá nada.
El espacio no me da para seguir con mis peroratas sobre la enmienda legislativa viciosa que el grupo dominante en mi casa abierta al tiempo quiere ensartarle a la Colombia “Boba”.
No tengo posibilidades para examinar las consecuencias del recorte al presupuesto para la educación en el 2017; aunque, visto en comparación con otras ramas, fue de los menos sufridos. Pero me irrita que la Ciencia y Tecnología sufran mermas, mientras los partidos políticos disfrutan de las mieles.
Me dije que no tenía extensión para inspeccionar los avatares del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación con los ajustes a los exámenes Planea y del desempeño docente. Menos aún para examinar las secuelas que trajo a la educación en Colombia y los debates que desató, más apetitosos que en entregas anteriores. ¡Enojo y diatriba!, pudieran ser los ejes de esa exploración.
Sin embargo, no me exaspero. Me dio bastante trabajo entrenarme para poner en cuatro mil 500 caracteres mis piezas. Una exigencia profesional que me ayuda a cultivar disciplina.
Se va el 2016, un año rico en acontecimientos alrededor de la Reforma Tributaria, de la política en las universidades y las normales, que no puedo analizar. Pero sí me queda espacio para desear que, a pesar de los pronósticos de que el 2017 será malo para el país, hago votos para que al final resulte un año fructífero. Me hago la ilusión de que Donald Trump resulte un blof (difícil, lo sé, por eso es ilusión no esperanza).
Un abrazo a mis lectores. A ellos, a mis amigos, colegas y patrones (en Popayán, en el Cauca Extremo que adoro y mi hermosa Colombia que sueña con un Congreso nuevo ) les deseo que la buena voluntad anide en sus corazones. También prosperidad en lo material. Aquí nos seguiremos viendo en el 2017
Bendiciones y feliz año 2017
MARCELO ARANGO MOSQUERA