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Internacional

Tiempo de vacas gordas y las vacas flacas, Caña de azúcar raigambre panelero

 

 

Se acaban los trapiches: El desarrollo de la tecnología, muchas actividades que los pueblos tuvieron ese tesoro de su cultura, está llegando a su fin. Entre estas el cultivo de la caña de azúcar, para la elaboración de la panela que dio inmensas energías a los que, el siglo XIX a punta de herramientas cultivó la tierra, abrieron caminos, construyeron pueblos, templos, escuelas, mercados y espacios vitales de la poli. Un producto de tradición en las generaciones de ese siglo y el XX que degustamos la aguapanela en las casas del sector urbano y rural. Esos momentos están pasando a la historia: los trapiches de tierra caliente, la molienda para la panela, el guarapo, el alfondoque; queda en la nostalgia de las canciones de la montaña. O los recuerdos de los ciclistas, que mostraban el energético a los europeos en las carreteras, cuando mordían ese pedazo de panela que les daba fuerza en las piernas para conquistar los Alpes y Pirineos.

El artesanal oficio es cada vez un recuerdo de los abuelos, porque esta juventud, jamás vieron, el trabajo del trapichero y los cortadores de caña. Esas manos están en la incertidumbre de un futuro del trapiche que alimentó sus vidas. El desayuno no es aguapanela con leche o una almojábana, ni el tetero del niño pobre. Son eventos que quedan en el pasado de las grandes haciendas y pequeñas fincas de campesinos, cañicultores, aparceros, que se dieron cita para madrugar cada mañana atender la peonada y las toneladas de caña para sacar ese producto que era de primera necesidad en la canasta familiar.

La panela ha soportado “el efecto del yoyo”, el sube y baja del producto. Tiempo de vacas gordas y las vacas flacas. En las primeras, las empresas licoreras fueron los mercados, estas se fueron acabando e igualmente también fenecieron. Para tenerlos contentos a los productores, en este departamento de Santander hace 32 años en la hoya del Río Suárez se instaló un complejo para la -producción de miel para alcohol – e industria panelera, sin un resultado favorable.

En Colombia a partir de la Ley 693 de 2001, con la producción de alcoholes carburantes y bioetanol; mediante la Ley 939 de 2004 la producción que debía ser usada como una mezcla con gasolina, se crearon plantas que no dieron abasto para el país y las expectativas quedaron truncadas por los precios de los combustibles y la finalidad de la lucha contra la contaminación, dejó de ser otra alternativa. Hoy en los países desarrollados continúan con esta propuesta de combustibles limpios, caso particular Brasil.

La situación es complicada, preocupante, porque afecta al campesino regional; también al nacional: 350 mil familias dedicadas a esta labor del cultivo de la caña y su producto la panela, de las cuales en Santander 60 mil quedaran a merced de otros cultivos. Con ello permitiendo a que personas inescrupulosas se dediquen a derretir, el azúcar importado por la crisis panelera a sacar otra clase de panela, sin los niveles nutritivos y caloríficos como es la proveniente del cultivo de la caña y su proceso artesanal.

Si buscaran la solución, no salomónica, para el consumo de la panela, sería que se diera en la alimentación escolar, (PAE). El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, IC

 

Por Luis Eduardo Jaimes Bautista

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