Nacional
Una Democracia Enferma en Manos de Mediocres

La confusión de las lenguas, como en la Torre de Babel, puede caracterizar esta campaña electoral, donde participan dieciséis partidos políticos acreditados ante el Consejo Nacional Electoral y varios grupos de ciudadanos que se autoproclaman ‘cívicos’ para esconder su verdadera identidad, la mayoría de ellos disfrazados con el ropaje de la mansedumbre y de la búsqueda de soluciones para la defensa del bien común. Basta examinar los mas docientos cincuenta (250) nombres de ciudadanos y ciudadanas inscritos para la selección de cuarenta y dos (42) alcaldes, donde se confunden y refunden las tesis y programas que ejecutarían cada uno de ellos, en caso de recibir el beneplácito de la ciudadanía.
En el entretanto, fluyen las preocupaciones del país nacional por la violencia y la inseguridad, por la desconfianza que generan algunos partidos políticos de barandilla, como la Alianza Democrática Afrocolombiana (ADA), que fue creado en el departamento del Cauca y que extendió sus tentáculos lo mismo que el Partido de Colombia Renaciente (manejado por congresistas del Valle del Cauca y su Gobernadora) y algunos otras organizaciones electorales como el Movimiento Alternativo Indígena y Social (Delmais), agrupaciones sin ningún contenido filosófico y programático, creadas para expedir avales a granel, en tiendas y supermercados, para cobrar los subsidios electorales que en mala hora dispuso la legislación electoral.
¡Esta democracia es una farsa, donde el Estado Colombiano tira al Pozo Donato la suerte de cuarenta y ocho millones de compatriotas, en unas elecciones atípicas, donde los partidos políticos se convirtieron en simples agencias de negocios!
Momentos de angustia, perturbación y desconfianza vive Colombia con el fracaso del proceso de paz, que firmará el expresidente Juan Manuel Santos, de manera ingenua y generosa, y que divide a las antiguas guerrillas de las FARC, entre narcotraficantes al mando de Luciano Marín (Iván Márquez) y la franja mayoritaria de Rodrigo Londoño Echeverri, (‘Timochenko’), dos líneas de mando aparentemente independientes, que escogieron fórmulas alternativas para sobrevivir a este cruce de caminos de la historia, donde los viejos guerrilleros de las FARC se jubilan con sueldo de parlamentarios y sus otros compañeros regresan al monte para explotar, a sangre y fuego, el suculento negocio de la producción y tráfico de estupefacientes.
No es fácil entender el momento que padece Colombia. Momentos de confusión en medio de la política antidrogas del gobierno norteamericano y de la dictadura comunista de Venezuela, que provoca los mayores desplazamientos de migrantes que conozca la reciente historia de América, obligados como estamos por acuerdos internacionales, a favorecer a los migrantes que huyen despavoridos de un régimen cruel y sanguinario, frente al gobierno de los Estados Unidos, que insiste en la erradicación y destrucción de las inmensas plantaciones de coca que tiene Colombia, como principal productor mundial de estupefacientes.
Una democracia enferma y tramposa, donde prevalece la ley del más fuerte y del más audaz, frente a una población cada vez más pobre, que debe contentarse con el salario mínimo para afrontar las necesidades de su congrua subsistencia.
Unos partidos históricos que se disolvieron y perdieron identidad, porque sus líderes en el Congreso de la República prefirieron la mermelada, léase corrupción, para comprometer la suerte del país con una legislación especial, vía fast track, procedimiento abreviado, donde el expresidente Juan Manuel Santos tuvo facultades dictatoriales para producir secretos con fuerza de ley, a cambio de colocar en el trono de la impunidad a las guerrillas de las FARC, que ahora cogobiernan a Colombia, mientras sus antiguos aliados vuelven a los negocios del cartel de la cocaína, que sigue causando estragos entre millones de drogadictos, mientras crecen las alforjas de estos criminales en los paraísos fiscales del mundo.
Lo mejor de todo esto que todos se quejan por la presión de negarles sus contratos o sacarlos de estos pero nadie «DENUNCIA» , que pasa sera que tenemos derecho a tener un lugar donde laborar, muchos medios presionados porque eran de la nomina de estos gobiernos y despertaron saliendose de las manos de los gobernantes de turno y su senador de Cambio Radical , para no llegar lejos o continuamos con lo mismo o votamos bien en octubre para que podamos «VIVIR MEJOR»