No hubo fútbol vistoso ni jugadas espectaculares. Tampoco lucimiento individual de los jugadores, pero si se presentaron 5 goles producto del empuje de los rusos ante una débil Arabia que nunca remató a la portería rival.
En la carpeta de nadie estaba una goleada en el primer partido del Mundial. Ni los mismos rusos imaginaron que tendrían al frente un seleccionado tan pobre en lo futbolístico, en lo táctico y sin individualidades que pudieran inquietar el arco rival.
Lo irónico de este partido fue que Arabia Saudí tuvo la pelota durante la mayor parte del trámite del cotejo. La estadística arrojó que la posesión fue del 62% contra el 38% de los rusos y salieron goleados.
El equipo ruso llegó a su duelo inaugural con muchas dudas sobre su rendimiento real. No había ganado los anteriores siete partidos y había sido criticada desde todos los frentes, incluido el Kremlin, con una serie de comentarios del presidente Vladimir Putin, que pronunció el discurso de apertura y luego estuvo en palco especial.
Al choque de inicio llegó una multitud de 78.011 aficionados, provenientes de todos los rincones del planeta, que abarrotaron el estadio Luzhniki de Moscú y presenciaron como la selección rusa nunca se vio en peligro ante una Arabia Saudí que parecía demasiado dispuesta a darles regalos a sus oponentes.
Tan sólo habían transcurrido 12 minutos del partico cuando Yuri Gazinsky, sin marca, anotó el primer gol de Rusia. Denis Cheryshev, quien entró en sustitución del lesionado Alan Dzagoev, puso el 2-0 el minuto 43 de partido, marcador con el que se fueron al descanso.
Insípido remate
La segunda parte fue un somnífero enorme. El ritmo se frenó y la atmósfera se desinfló después de la reanudación del duelo. Daba la sensación de que se jugaba un partido amistoso y no el primer cotejo de un Mundial y, menos, que jugaba el equipo local.
Artem Dzyuba, quien entró desde el banco, sacó del letargo a la grada en el minuto 88 de partido tras anotar de soberbio cabezazo el tercer gol de su equipo ante la débil marca de la defensa árabe.
De allí en adelante todo fue diversión en las graderías porque el partido estaba liquidado. Pero faltaban dos festejos más para los rusos. El insípido y anodino partido tuvo en el tiempo de reposición a Cheryshev con la opción de anotar el mejor gol del cotejo, a los 91 minutos, el segundo en su cuenta personal y el cuarto de Rusia.
Y como no hay quinto malo Aleksandr Golovin puso el colofón del partido con un tiro libre extraordinario. 5 -0 en la pizarra y un sensacional e inesperado comienzo del Mundial para los anfitriones que, sin ser un equipo arrollador, pusieron la cuota inicial de la oportunidad de clasificar a la siguiente ronda.
